Viernes 16 de julio: No hablar de Dios sino hablar con Dios

Mateo 12, 1-8

El Hijo del hombre es señor del sábado.

Cristo, como siempre, es muy claro. La verdad es que no hay mucho mas que decir: “Misericordia quiero y no sacrificios”. Cristo no va buscando perfecciones, formulismos, novenas, mil y uno cadenas de oraciones. (Entiéndanme bien esto es bueno si va acompañado del corazón); Cristo va buscando misericordia que es: amar al enemigo, perdonar setenta veces siete, caminar la extra milla, dar la túnica, voltear la otra mejilla, darlo todo como la viejecita que da sus dos moneditas, vestir al desnudo, acoger al forastero… De nada sirven las novenas, las cadenas de oración, los múltiples rosarios si no le hablo a mi hermano desde hace tiempo; si la merienda fue puro chisme y critica despedazando a…; si vivo encerrada en mis quehaceres sin prestar ayuda a la amiga que lo necesita; sin pasar tiempo de calidad con los míos por andar en las “cosas de Dios”, es más importante estar con los hijos de Dios; si vivo con rencor y envidia porque el jardín de alado es más verde que el mío. Cristo va buscando corazones misericordiosos, es decir, corazones que sientan con el otro y le echen una mano, lo amen, le sirvan y lo acojan.

Propósito: hoy salir de mí yo para acoger a alguien que lo necesite.