Lucas 14, 15-24 “Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios”.
¿Estamos preparados para asistir al banquete del Reino de Dios?
Pero ¿cuál es el banquete?: ¡Es la Eucaristía!
Y claro que Jesús quiere que recibamos su Cuerpo y su Sangre todos los día de nuestra vida como Católicos comprometidos. Y nuestro compromiso empieza cada día al despertar; empieza cuando pedimos perdón al que ofendimos ayer, empieza en el Sacramento de la Reconciliación al arrepentirnos de nuestros pecados.
Todo lo podemos lograr si nos lo proponemos, si decidimos escuchar la voz de Dios en los Evangelios, si rectificamos en nuestras faltas y nos acercamos con amor a nuestros hermanos. Podemos ser dichosos al estar en la presencia de Dios, al dejarnos enamorar por él, al sentir la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida. Todo es posible de la mano de Jesús, al seguir sus pasos, al remar mar adentro en la tormenta, porque sabemos que él no nos va a dejar hundirnos, ¡No!, el nos sostiene porque reconoce nuestro valor.
Dichosos todos, los que queremos participar en el banquetee de Dios, porque hemos decidido cambiar nuestras maneras para el bien común, para ver las cosas diferente, y ayudarnos unos a otros de la manera que Jesucristo nos enseñó. ¡Con amor!.
Propósito de hoy: Ser consciente de que estar en el Reino de Dios tiene que ver conmigo, con el respeto que tengo para mi familia, con el amor con que hago las cosas y con las decisiones que tomo respecto a mi, a mi vida, y a Dios.