19 DE OCTUBRE: SEAMOS UN PUEBLO DE FE.

Lucas 18, 1-8 “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen ustedes que encontrará fe sobre la tierra?”.

¿Cuál es tu respuesta? Si, no, poca, mucha, nada de fe. Y pensamos: yo no soy responsable por la fe del mundo. Sin embargo, ¡no eres responsable por la fe del mundo, pero sí eres responsable de tu propia fe! La fe no se hereda, como los genes, no. La fe se pide.

Pero ¿cómo es eso?

Cuando hablamos con Dios en la oración podemos pedirle que nos llene de su gracia a través de la fe. Que nos bendiga con su amor para nosotros comprender que es Jesús el Enviado, el Dios con nosotros, y que vino al mundo a enseñarnos que al creer en él, estamos dando testimonio de fe.

Vamos uniendo nuestra voz para llevar a Jesús al corazón de aquellos que se han alejado de él y a todos los que aún no lo han conocido. Juntos somos ejemplo de amor cuando consideramos la presencia de los demás en nuestro camino, cuando volteamos al lado y ofrecemos una sonrisa amiga, cuando nos sentamos a escuchar a nuestro familiar en su dolor. Uno de la mano del otro, puede apoyarse en la fortaleza de Dios, en la entrega profunda de amor al saber que Dios vive en cada uno de nosotros.

Si dejamos de aparentar ser buenos y aplicamos nuestros dones de bondad, de compasión, imitando las obras de misericordia que tuvo Jesús con su pueblo, vamos a llenar nuestra vida de motivos para decir que somos personas de fe, que sabemos escuchar, atender, servir, perdonar y amar a nuestros semejantes.

Seamos el vecino que queremos tener, no nos alejemos de Dios. Demos testimonio de que Jesús llena nuestro corazón de su bondad. Vivamos para que Jesús pueda encontrar a un pueblo lleno de esperanza, de caridad y de fe.

Propósito de hoy: Que la oración me acerque al corazón de Jesús y me ayude a aumentar mi fe.