21 DE SEPTIEMBRE: QUIERO PERTENECER AL MUNDO DE DIOS.

Lucas 16, 1-13 “Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios, que los que pertenecen a la luz”.

Jesús nos habla en este Evangelio de Lucas sobre el administrador que hace trampa y le roba a su jefe. Una conducta dirigida por la avaricia de tener más, de creerse que todo lo puede engañando a los demás, de un hombre muy hábil en los negocios. El Papa Benedicto XVI nos dice: “En el fondo, se trata de la decisión entre el egoísmo y el amor, entre la justicia y la injusticia; en definitiva, entre Dios y Satanás”.

Y la comparación que hace Jesús es entre el hombre que pertenece a este mundo y los que le pertenecen a él, “a la luz”; que son los que viven una continua entrega al servicio de los demás, antes que servirse a sí mismos.

Nadie está peleado con el dinero, no, es por la manera en que utilizan sus bienes y no solo los económicos, también aquellos dones que nos fueron dados. Ya nos los dice el Papa Benedicto XVI, se trata en decidir ser egoístas, injustos y servir al mal, ó decidir por el amor, la justicia y Dios Padre.

Hay que recordar que nuestros talentos vienen de Dios, y nos los ha dado para que desarrollemos conductas de bien, también es cierto que nos ha dado el poder de decidir, el libre albedrío, entre lo bueno y lo malo, entre Dios o Satanás. Nosotros tenemos la voluntad de hacer lo que creamos conveniente. Solo hay que tener cuidado, que no nos pase como este hombre avaricioso, que por tener más, robó, engañó, mintió y al final del camino, solo un despertar a la luz le va a allanar el camino hacia Dios.

Las pruebas son muchas, las tentaciones son más, y es la decisión sobre ¿qué estamos haciendo con nuestra vida?, la que nos abrirá un horizonte que nos conduzca hacia el amor. Pocas veces el hombre egoísta sabe amar como Jesús nos ha enseñado. Ama solo en relación a sus propios intereses, no conoce cómo amar en la libertad que nos da la verdad de Dios, su compasión, su bondad, su misericordia. Y aquel que no ama, no se conmueve ante el dolor de los demás, y en su justificación miente, no quiere arrepentirse porque continua con la misma conducta. El hombre del Evangelio tuvo oportunidad de recapacitar, su amo le llamó y le dió la palabra para que aceptara sus errores, y en lugar de arrepentirse, fue y robó aún más.

Que no nos pase lo que a este hombre, que nuestras decisiones vayan por el camino del bien, de la luz, de la honestidad, del perdón, de saber que cometimos errores, y que buscamos de qué manera decirle a Dios y a aquellos que lastimamos que estamos arrepentidos y para ello, se necesita mucha humildad de corazón, dejar el egoísmo y amor propio lejos de nuestro corazón, porque haciendo trampas, engañando y mintiendo seguiremos caminando hacia la riqueza personal, que solo nos lleva a un vacío de Dios.

Propósito de hoy: Este día haré un examen de conciencia para empezar a dirigir mi camino hacia la verdad, hacia ser una persona libre y honesta, a que me duela el pesar que le causo a otros y a pedir perdón, reconociendo que es Dios mi fortaleza.