16 DE SEPTIEMBRE: AGRADEZCO TU MISERICORDIA.

Lucas 7, 11-17 “Dios ha visitado a su pueblo”.

¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz, a los hombres de buena voluntad! Dios nos ha visitado, a ti y a mí. ¡Nosotros somos su pueblo! el pueblo de Dios.

En el Evangelio de hoy, vemos la historia de una mujer viuda, que es acompañada por todo el pueblo a enterrar a su único hijo, ella se quedará sola. Sin embargo en el amor de Dios por sus hijos, le dice Jesus a la mujer “no llores”. Él tiene compasión de ella, tal vez al

darse cuenta que ese hijo es lo único que le queda.

Se acerca al ataúd, lo toca y dice:  “Joven, yo te lo mando: Levántate”.  Y en su infinita misericordia, siendo un Dios de amor, Jesús le devuelve a su hijo a esta mujer sola, y le regresa un refugio para su vida.

Así también actúa Dios con nosotros, cuando estamos en situaciones difíciles. Es por medio de él que encontramos la solución. Él nos da el consuelo para nuestra alma porque es él, nuestro refugio.

Debemos recordar que Dios vive en cada uno de nosotros, su pueblo; que nos alimenta de amor, de bondad, de fe y que su misericordia es infinita. Él le regresa a una madre que sufre a su hijo, imagínate cuántas cosas hace en ti y en mí todos los días.

No nos olvidemos de rezar, de darle gracias a Dios por las bendiciones que recibimos, de ser buenos unos con otros porque como pueblo de Dios fuimos creados de la misma manera y con la misma capacidad para amar y perdonar. Todos somos hijos de un mismo Padre Celestial.

Propósito de hoy: Que el servicio al prójimo sea parte de mi vida y que mi entrega vaya acompañada del amor que Dios ha puesto en mi.