Mateo 12, 38-42 “Aquí hay alguien más grande que Salomón”.
Los escribas y los fariseos siempre están cuestionando a Jesús, lo retan para que les demuestre su poder frente a ellos, que haga milagros instantáneos para ellos, para así “creer en él”. Sin embargo, siempre le estaban poniendo trampas, querían buscar algo que lo inculpara.
Pero ¿Por qué?
Cuando conoces a alguien que habla de manera positiva, que siempre tiene una palabra amable, que en su vocabulario las palabras perdón y amor son usadas con facilidad, te preguntas, ¿y esta persona quién es?, ¿quién se cree? Y le empiezas a hacer la vida difícil, “le metes el pie”, porque no quieres que sea mejor que tú y tienes miedo a lo que va a decir. ¿Te identificas con la maldad de los escribas y fariseos? Sí, es difícil reconocernos de esta manera, pero si nos ponemos a pensar, bien podemos ser esa persona mal intencionada y cuestionar todo respecto a nuestro amigo.
Jesús quiere hacerle saber a todos que hay alguien que vale más que Salomón, que viene con fuerza para no dejarse caer en la tentación, alguien que tiene poder sanador y que está ahí para comprender, para enseñar y para caminar junto a nosotros.
El Mesías, el Salvador, el Hijo de Dios y se rehusaban a aceptar al hijo de un carpintero como tal. Pero, ¡se perdieron del amor de Dios! No dejaron que sus corazones se llenaran de la sabiduría de Dios, se negaron a ver la verdad en el poder sanador de Jesucristo, que sin estarlo gritando al mundo, todos lo veían, lo sentían y lo vivían.
Jesús, el Amor, la Fe, la Sanación.
¡Vivamos con alegría la Palabra de Dios!, porque no hay dios más grande que él que nos de el consuelo de paz que necesitamos tanto. Demos gracias por nuestra vida, por las bendiciones que recibimos, por la tolerancia para coexistir unos con otros respetuosamente.
Hay que tomar de Jesús su fortaleza, su valor, su entrega al servicio de todos y así saber reconocer que nos ha llegado uno más grande que cualquier profeta antes conocido.
Propósito de hoy: Padre de Amor, permite que sea tu voz la que guía mi camino hacia el testimonio de que es Jesús por quién vivo.