Juan 13, 34-35 “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos’’.
De todo lo que Jesús vino a enseñarnos, este Evangelio de Juan es mi favorito: “ámense como yo los he amado”. Te has puesto a pensar ¿de qué manera te ama Dios? Que envió a su Hijo único, por amor, a hablarte de su amor.
Muchas veces intento imaginar la magnitud del amor de Jesucristo por todos nosotros y no lo puedo contabilizar. Jesús que nos ama tanto, nos pone un reto muy grande al pedirnos que nosotros amemos a los demás de la misma manera. Pero ¿acaso sabemos amar sin condiciones?, ¿podríamos aceptar una muerte tan cruel, de cruz por los demás?, ¿seríamos capaces de dar la vida por alguien? Como Madre, pudiera pensar que sí daría mi vida por mi hijo, tal vez como muchas lo hacemos al dar a luz, pero ¿por alguien que no conocemos? Y es cuando intentamos entender qué tan grande es ese amor de Dios por la humanidad.
¡Sí que tenemos una tarea muy grande! Porque en ese amar, debemos empezar por perdonar, sí, tú a mí y yo a ti. Debemos aceptarnos como somos, sin querer cambiarnos, y en ese amor, es por decir así, una obligación hacer el bien a los demás. No sentir deseos de venganza, censurar el odio, quitar de nuestras intenciones la maldad. En ese amor de Jesús está pedir perdón una y otra vez, si es necesario; es acercarnos a otros para ayudarlos a crecer, a salir adelante. Es tener empatía por el sufrimiento ajeno, es acercarnos con un abrazo al que está desvalido, es querer imitar a Cristo en la cruz, pedirle al Padre por los demás y entregarnos a nosotros mismos a la voluntad de Dios.
Querer que Jesús nos reconozca como discípulos suyos, es caminar de la mano con nuestros semejantes de manera pacífica, donde lo más importante sea el servicio a los demás, procurando ser un vínculo de amor en lugar de un obstáculo para alcanzar la misericordia de Dios. Vamos intentando amarnos, como Jesús nos ama para alcanzar todos la vida eterna.
Propósito de hoy: Padre, te pido que mi amor sea la luz en el camino de los que me rodean, para ayudarlos a llegar hasta tu casa. Amén.