14 DE ABRIL: GRACIAS PADRE, POR TU AMOR.

Juan 12, 1-11 “María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume”.

Qué imagen tan llena de paz.

María, la hermana de Lázaro ungiendo a Jesús con el mejor perfume que había; puedo sentir el olor tan hermoso con esa fragancia con perfume de nardo y puedo también imaginarme la cabellera larga de María acariciando los pies de su Señor, de su amigo Jesús. Y ¿tú, lo puedes imaginar?

Jesús salvador de hombres también fue un buen amigo. Él sabía escuchar. Podemos preguntarnos si nosotros somos buenos amigos; si sabemos escuchar a los demás, o si convertimos nuestra presencia con monólogos absurdos donde solo nuestra palabra es la que importa. Ojalá que podamos decir que en nuestra comunicación con los demás le damos pié a una conversacion recíproca donde lo que ambos hablan es igualmente importante. Este Evangelio, nos narra la acción de María, y las respuestas de Jesús ante los que están ahí presentes. Y es en el intercambio entre María y Jesús donde se da la más bonita expresión de amistad entre ellos. La delicadeza de ella al atenderlo, al perfumarlo y la humildad de él, en permitir que ella sintiera que hacía algo trascendental por él. Porque así fue: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura”, pues él sabía, que su sepultura sería diferente a la de cualquier otra persona.

Estamos entrando a la semana mayor, donde podemos poner nuestro dolor en las manos de Dios. Es tiempo de arrepentimiento y conversión. Que nuestra manera de ser cambie para bien, que podamos entender que Jesús vino a traernos la paz, que vino a enseñarnos que no hay nada más importante que el amor; como lo vemos con María al ungir sus pies con perfume de nardo. Si no nos amamos unos a otros como Jesús nos ama, entonces en dónde dejamos el sacrificio que hizo en la cruz por nosotros.

Debemos entender que es el amor de Dios, lo que nos lleva a una vida de tranquilidad, donde al conocerlo podemos sentir que cualquier circunstancia que vivimos tiene un propósito, tiene un sentido, y que por lo general es a beneficio de cada uno de nosotros. Aun cuando nosotros no nos damos cuenta.

Vamos a vivir esta semana  con intención, con la alegría de saber que Jesús, al dar su vida para que pudiéramos ser perdonados, nos concedió la gracia del amor y del perdón. Que nuestro corazón se llene del perfume de Jesús y que nuestra bondad sea la que acaricia su corazón con amor.

Propósito de hoy: Padre, gracias por enviar a tu hijo para mi salvación, lléname de tu amor y tu virtud para agradecerte cada día por el regalo de la vida y del amor que has sembrado en mi corazón.