12 DE ABRIL: DOY TESTIMONIO DE TI.

Juan 11, 45-56 “ Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en él”.

Ver para creer ¿verdad? Así somos la raza humana, y si no vemos no damos testimonio de que sucedió. Es interesante, que igual que en aquel entonces, sucede hoy. Algunos judíos, fariseos, escribas, y sumos sacerdotes de los tiempos de Jesús, teniendo a Jesucristo vivo y presente, lo veían y lo tocaban, pero aún así ¡no creían en él! Solo algunos, como Marta y María, las hermanas de Lázaro, amigos todos de Jesús; o como aquellas personas de los alrededores que buscaban a Jesús por que creían en su Palabra, en la manera en que curaba enfermos y en cómo hacía un milagro tras otro.

Nosotros no podemos ver a Jesús hecho carne, ni lo podemos tocar así de frente, pero ¿Acaso significa que por que no lo vemos no vamos a creer en él? Claro que no.

A Jesús lo vemos en nosotros mismos, en nuestro prójimo, en todo aquel que hace el bien y que busca la unidad entre las personas. Lo vemos en el más débil, en la persona enferma, en el que sufre y también lo vemos en la sonrisa de nuestra abuela, en el volar de las aves, en la figura de nuestros padres, modelos de comunidad cristiana.

Jesús está en todos lados. Jesús es nuestro amigo, el que nos guía en la obscuridad, el que camina a nuestro lado en la tristeza y el dolor. Jesús es el que nos escucha cuando oramos, es el que nos da respuestas y nos enseña, el que nos habla de perdón y quién nos enseña a amarnos unos a los otros. Jesús es ejemplo de virtud y de obediencia, de bondad y de misericordia, él es modelo de sacrificio hacia los demás, quién quiere que seamos felices, y que abracemos la paz.

Aquel que diga que no ha visto a Jesús, el Hijo de Dios, es porque camina ciego, sin ver lo que tiene frente a si mismo, solo ve obstáculos que le impiden alcanzar la plenitud del amor, de la paz, de la libertad que recibimos al poner atención al mensaje vivo de Jesucristo. No necesitamos mayor milagro que el de ver un nuevo día amanecer para creer en Jesús. Pero, si no lo podemos ver, entonces necesitamos acercarnos más a Dios y pedirle que nos ayude a crecer en la fe. Que toque nuestro corazón para que esté dispuesto a conocerlo mejor, que demos gracias por la vida, por las oportunidades de ser buenos, de ayudar a los demás, del servicio. Que toque nuestro corazón para olvidarnos de nosotros mismos, para ver a los demás y es que es ahí, en los demás podemos ver el rostro de Jesús.

Propósito de hoy: Yo creo en ti Padre de amor y quiero acercarme más a ti, para que aumente mi fe al conocerte mejor y dar testimonio de fe y del amor que tienes por mi.