Viernes 23 de abril: “No me falta nada, lo tengo todo”.

Juan 6, 52-59.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

Seguimos con el discurso de Jesús el Pan de Vida. El Pan que nos da la Vida Eterna. La Eucaristía es realmente el alimento para el alma. Recuerdo al Cardenal Van Thuan, quien fue preso del régimen Vietnamita por más de 16 años, decía que a él le podían privar de su libertad física, de comida, de los bienes elementales como agua, higiene, pero de lo único que no le podían privar era de la Eucaristía. Por eso hacía de todo por conseguir un pedazo de pan y pedía “jarabe para el estómago”, que era vino y con eso celebraba la misa de memoria y consagraba esa migajita de pan y una gotita de vino convirtiéndolos en el cuerpo y la sangre de Cristo.  Y decía: “Ahora sí, no me falta nada, lo tengo todo”.

Cristo en la Eucaristía se debe de convertir en nuestro refugio, lugar donde puedo volcar todo dolor, toda queja, toda duda, todo miedo, toda ilusión, todo deseo, toda esperanza. Hagan la prueba y verán que unos cuantos minutos frente a Cristo Eucaristía, nuestro mundo interior cobra calma, se ordenan las ideas, se aclarecen los sentimientos, se encauzan las emociones, se ordenan las ideas, se cumplen los deseos y cobra vida toda esperanza.

Propósito: Hoy hacer un momento de silencio para encontrarnos con Cristo Eucaristía.