6 DE ABRIL: GRACIAS PADRE.

Juan 8, 1-11 “Vete y no vuelvas a pecar”.

La misericordia de Dios es inagotable. Lo vemos en este Evangelio de Juan, donde quieren condenar a una mujer adúltera. Jesús les dice: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”. Y ¿Qué pasó? Todos desaparecieron y Jesús le dice a ella, que se vaya y que deje de pecar.

Ella, al igual que nosotros recibimos la gracia del perdón. Podemos ver que ella no es la que se acerca a él arrepentida, no; son los del pueblo los que la condenan y la llevan ante el Hijo de Dios. Y me gusta observar, que él la perdona sin que ella se lo pidiera. Sí, es igual que a nosotros, muchas veces el amor de Dios nos ha perdonado nuestros errores sin siquiera pedírselo. Él nos conoce y sabe que necesitamos de él para ser mejores seres humanos.

A nosotros nos corresponde ser agradecidos con Dios.

Aprender de Jesús, dador de vida, nos permite vivir con la esperanza de que más allá de nosotros mismos, encontramos tantas razones para imitarlo. Esta Cuaresma que estamos viviendo es un momento excelente para realizar un compromiso de amor con Dios. Para darle gracias por la oportunidad de comenzar un camino diferente, para vivir una nueva vida, para bendecirnos unos a otros, procurando la paz con nuestra familia, para empezar.

Es tiempo de dar gracias por los dones y virtudes que conforman nuestra vida, y más aún por la sabiduría de Dios que nos permite desarrollarlos para el bien de todos y no solo el propio. Podemos iniciar este día ayudando a nuestros padres, a los vecinos, al compañero de trabajo o de la escuela; vamos poniendo en práctica los valores morales y civiles, para no atropellar las leyes, para respetarnos mutuamente y poder convivir juntos aunque no tengamos las mismas ideas y pensamientos. Vamos agradeciendo a Dios por que podemos ver y escuchar, porque podemos caminar y podemos pensar, también porque podemos tomar decisiones que nos permitan acercarnos a él y comenzar de nuevo al comprometemos a no volver a pecar.

Propósito de hoy: Gracias Señor por tu amor y por tu perdón. Gracias por no  dejarme solo y por darme tantas oportunidades para amarte.