5 DE ABRIL: ERES EL HIJO DE DIOS, QUE HA VENIDO A TRAERNOS LA PAZ.

Juan 7, 40-53 “Éste es el Mesías”.

En este Evangelio de Juan, la gente que escuchaba a Jesús predicar se preguntaban si era un profeta. Algunos decían que de Galilea nunca había salido nada bueno, que él no podía ser el Mesías. Sin embargo, hubo quienes lo afirmaron: “éste es el Mesías”.

Es interesante cómo no estamos preparados, como seres humanos, a reconocer  en el otro sus virtudes. Jesús que nos habla siempre de amor, se enfrentaba diariamente al juicio de los demás, incluso de los sumos sacerdotes quienes eran supuestamente los que estudiaban a profundidad la palabra de Dios y lo criticaban por cada cosa que hacía. Sí, en cada curación, cada vez que sanaba enfermos, que expulsaba demonios, que daba un sermón sobre valores morales, cuando reconocía en sus parábolas al samaritano, al hijo prodigo, a la oveja perdida. Siempre daba motivo para que muchos sacerdotes, escribas y fariseos se enojaran y se levantaran en su contra.

Y a nosotros, nos pasa igual. Cuando vemos las cosas buenas de alguien más, con frecuencia las cuestionamos, ¿te ha pasado? Como si hubiera una fuerza que no nos dejara bendecir al que hace el bien en lugar de poner en duda sus motivos, que muchas veces son por el simple hecho de llamarse hijos de Dios y de querer seguir los pasos de Jesucristo.

Estamos a buen momento en nuestra vida, para unirnos a Dios en la oración. Para seguir sus mandamientos, que no son otra cosa, más que el camino hacia nuestra propia felicidad, a nuestra salvación. Podemos empezar hoy a abrazar nuestra fe de una manera genuina, donde nos identifiquen nuestras buenas obras al servicio de los demás y no solo en apariencia. Seamos como Jesús, fieles al amor de Dios porque es ahí donde nos parecemos más a él.

Vamos despertando ante la luz que nos lleva fuera de un  entorno egoísta, donde nos acerca a la bondad y al amor de Jesucristo para, igual que él, ayudemos a los demás. Para compartir con nuestra familia ese amor del que somos capaces, y construir un mejor camino, lleno de fortalezas como la paz y la libertad en el amor de Dios. Vamos uniéndonos con alegría, a otros que buscan un bien común, que defendamos la verdad del Hijo de Dios y que en nuestro actuar reflejemos que es en Jesús, que encontramos las respuestas a cualquier angustia que se nos presenta. Que es en él, que nos reconocemos como hijos de Dios.

Propósito de hoy: Padre, ayúdame a querer estar más cerca de tu Hijo Jesucristo, el Mesías, el Salvador, el Dios conmigo porque es él, quién ha venido a traerme la paz.