7 DE MARZO: ESTA CUARESMA, AYUNO CON INTENCIÓN.

Mateo 9, 14-15 “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?”

Muchas veces en nuestra vida observamos lo que hacen los demás; pareciera que vamos a recibir algún beneficio si ellos hacen algo que nosotros no, o al revés, si nosotros hacemos algo que ellos no hacen. Cada uno debe poner atención a su propio comportamiento. No porque alguien haga algo es bueno o es malo, o es mejor o es peor. No, cada quién puede juzgarse a si mismo y analizar si lo que hacemos es algo que vale la pena para nuestra salvación, sin dedicar tanto tiempo a juzgar al de enfrente.

Hacer un ayuno con intención principalmente religiosa, es modificar hábitos o costumbres que podemos mejorar. Es aprender a ofrecer más de nuestro tiempo a la oración, es hacer algún sacrificio que tenga un significado. Muchas personas dicen ligeramente que no van a comer chocolates, pero en realidad ¿comen chocolates 3 veces al día todos los días, como para que signifique un sacrificio?.

Hay muchas maneras de ayunar. Si empezamos con el ayuno del alma, podemos dejar de criticar a otros, de juzgar, de creer que sabemos lo que piensan; podemos centrar nuestra atención en mejorar nuestra actitud hacia los demás, tal vez aprender a controlar nuestra ira, nuestro enojo, nuestra reacción ante lo que no conocemos. Si queremos un ayuno para el cuerpo, tal ves dejar de fumar o de tomar alcohol, dejar de usar drogas o de lastimar nuestro cuerpo.

Y si, todo tiene un costo, por eso se llama sacrificio. Sin embargo, cuando nuestro ayuno está fortalecido por la fe, lo podemos llevar a cabo con alegría, como nos dice Jesús: “Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”.

En esta Cuaresma que nuestro ayuno tenga intención, que nos ayude a purificarnos en cuerpo y alma, que nos lleve a la reconciliación con los demás, que nos traiga la gracia del perdón, empezando por perdonarnos a nosotros mismos, para así poder llenarnos de humildad y acercarnos al otro a pedirle perdón.

Nunca olvidemos que perdonar es recibir el amor de Dios en nuestro corazón.

Propósito de hoy: Quiero llevar mi ayuno esta Cuaresma, de tu mano Jesús, para tener tu alegría en mi corazón y que tu fortaleza me lleve a alcanzar la gracia de tu amor.