Mateo 16, 13-19 “Yo te daré las llaves del Reino de los cielos”.
Jesús sigue preguntándonos ¿quién decimos que es él? Y Pedro le responde: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y le dice Jesús: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti, que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.
Dios tiene su manera de revelarnos su verdad; sí, de hacernos ver que la razón de ser de Jesucristo tiene un profundo significado en cada uno de nosotros. Ante la fe de Simón Pedro, Jesús lo nombra pilar de su iglesia y es él, la roca que sostiene la Palabra de Dios ante la humanidad, como lo es ahora su sucesor el Papa Francisco, por quién nos unimos en oración por su salud.
Dios se nos revela a nosotros también. Todos recibimos de Dios una gracia, o más, un don, o un talento para desarrollarlo a beneficio de los demás y lo hace para recordarnos que nos ama, que somos su creación y que es él quién nos va a dar las llaves del Reino de los cielos. A nosotros nos corresponde atender cuidadosamente estos dones que tenemos, usarlos para el bien común y no como arma en contra de nuestros semejantes. Que nuestra inteligencia no sea soberbia, que nuestro corazón no sirva para lastimar, que nuestra voluntad sea para servir con alegría y que vivamos en la gracia del amor que viene de Dios, así como él nos pide: abrazar al que está desolado, alimentar al hambriento, visitar al que está preso o solo, respetar a nuestros padres, no tomar lo ajeno, no ofender ni con el pensamiento.
Es por Cristo Jesús que vamos a llegar hasta la casa del Padre, porque hecho Hombre nos permite acercarnos más a él, podemos verlo como nos vemos nosotros mismos, de carne y hueso, que sufre, que sana y que es feliz. Es en su Pasión que vamos a comprender lo que significa llegar al Reino de Dios. Es en su sacrificio por nosotros que encontramos nuestra razón de ser, un Hombre que vino a morir por ti y por mi; que vino a hablarme de amor y como no estaba preparado: no lo comprendí.
Las puertas del Cielo necesita llaves de misericordia, de bondad, de buena voluntad; se abrirán las puertas cuando aprendamos que ser como Jesús debe ser nuestra meta. Perdonar, perdonar y volver a perdonar, porque es en el perdón que más nos podemos parecer a él; y el perdón viene del amor de Dios.
No perdamos la oportunidad de pedirle a Dios que aumente nuestra fe, para confiar y aprender que sin amor, vamos a llevar una vida muy difícil y no hablo de lo difícil de la vida de Jesucristo, no, porque él jamás dejó de amarnos.
Propósito de hoy: Quiero tener siempre presente que, para llegar al Reino de los cielos, necesito incluir en mis acciones diarias la llave del amor. Amor a mis semejantes y ante todo lo que hago, sin renegar.