20 DE FEBRERO: EL AMOR SE DEFINE CON TU PRESENCIA, JESÚS.

Marcos 8, 27-33 “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”

Cuando Jesús nos hace esta pregunta, ¿cuál es nuestra respuesta? “Tú eres el Mesías”, le contestaron sus apóstoles y tú ¿qué vas a responderle?

Vemos la divinidad de Dios en su Hijo Jesucristo, vemos al Salvador, al que sana, al que cura, al que hace milagros, al que ama por sobre todas las cosas; en Jesús vemos a Dios hecho Hombre, al que sufre, al que llora cuando muere un amigo, al que sirve con humildad, al que acompaña y consuela, al que perdona y también podemos ver al amigo, al hermano, al padre, al “que todo lo puede”.

La respuesta que hay en el corazón de cada uno de nosotros es muy personal, y refleja en qué lugar está el Hijo de Dios, y Dios mismo en nuestra vida. ¿Qué tan presente lo tenemos en nuestro actuar diario?, ¿nos acordamos de él solamente el domingo cuando vamos a misa durante una hora?, ¿sabemos que existe solo porque le pedimos milagros? O ¿está siempre presente en nuestra vida, en nuestro caminar, desde que amanece el día y lo bendecimos por un día más?

¿Qué vas a responderle?

Ante cualquier respuesta es muy importante que consideremos que el amor de Dios es infinito y que Jesús siempre está al pendiente de nosotros; nunca se va. Quién se aleja de él, somos nosotros cuando vamos en contra de la verdad de Dios, cuando infringimos las buenas conductas morales que nos enseñan los mandamientos y que son tan simples como el mandamiento nuevo que nos trajo Jesús: “ámense como yo los amo”. ¡Solo habla de amor!

Pero, ¿qué es el amor? Es el desapego a uno mismo. Es notar que a nuestro alrededor hay personas que piensan diferente a nosotros y merecen respeto. Es caminar con buena voluntad ayudando al que va junto a mi. Es aceptar nuestras decisiones de manera positiva sin querer culpar a otros. Es tener sentido común ante la vulnerabilidad de nuestro hermano. El amor es todo lo que viene de Dios, aunque a veces no lo comprendemos; es querer imitar a Cristo en su humanidad ante las dificultades de la vida, sabiendo que aun en el sufrimiento encontramos consuelo y refugio en la Palabra de Dios.

Vamos diciendo eso que creemos que es Jesucristo en nuestra vida, de manera personal , por que es en el corazón de cada uno donde experimentamos su presencia y su verdadera identidad. Jesús es “el que todo lo puede”, acerquémonos a él sin miedo, él siempre tiene una palabra de amor, para nuestro corazón.

Propósito de hoy: No quiero distraerme de lo que Jesús es para mi, y quiero este día darle gracias por las bendiciones y los milagros que hace en mi, aunque a veces no me doy cuenta, quiero ser agradecido por su amor.