14 DE FEBRERO: HOY ES UN BUEN DÍA, PARA DECIR ¡TE QUIERO!

Lucas 10, 1-9 “Yo los envío como corderos en medio de lobos”.

Jesús nos envía como a sus apóstoles de dos en dos, a proclamar su palabra y nos recuerda que nunca vamos por la vida solos, siempre acompañados principalmente por él. Nos envía como corderos en medio de lobos, somos como él en medio del pueblo que lo mandó crucificar; y a la vez somos nosotros también que nos aprovechamos de su nobleza para acusarlo sin piedad, como cordero entre lobos. Nosotros estamos reviviendo lo que él sufrió, pero aún así él quiere que comprendamos que nos ama y que nos acompaña en nuestro caminar en medio del mal.

Jesús nos guía diciéndonos: “En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios”, para que demos testimonio de que lo conocemos y creemos en él. Para que vayamos a hablar de él, y de Dios y del Espíritu Santo, porque todo aquel que escuche recibirá la gracia de la fe. Nos dice también que seamos corteses y que a donde quiera que vayamos iniciemos el diálogo diciendo: “Que la paz reine en esta casa” para que se haga en ellos la voluntad de Dios.

Jesús nos fortalece con su confianza, es su Palabra en la oración y su presencia en la Eucaristía las que nos ayudan a vencer las tentaciones del mal, que no son otra cosa que esos lobos que nos persiguen. Encomendados a Dios, el odio, la venganza, el rencor y el pecado, entre muchos defectos más los podemos superar con el entendimiento de que, es Jesús quien los carga en la cruz, es quien ha venido a sufrir mas que con nosotros, por nosotros; es su sacrificio como ese cordero indefenso que solo nos habla de compasión y misericordia, que en el altar que se entrega por amor.

Seamos recíprocos con Jesús, vivamos ese Mandamiento Nuevo que él vino a dejarnos: “Ámense los unos a los otros como yo los amo” y acerquémonos especialmente en este día a decir muchos “te quiero”,  a nuestra familia, a aquellas personas que hace tiempo no saludamos, a nuestro hermano que hemos hecho de lado, y vivamos el amor que recibimos de nuestro Señor Jesucristo, amando como él nos ama a cada uno de nosotros.

Propósito de hoy: Quiero celebrar el amor y la amistad, levantando el teléfono para saludar y visitar a mis amigos, a mi familia, a mi vecino, y para recordar que estoy aqui por que Dios me regaló el don de la vida y del perdón.