29 DE ENERO: SIEMBRA EN MÍ, TU PALABRA DE AMOR.

Marcos 4, 1-20 “El sembrador, siembra la palabra”.

Y el Sembrador no es otro más que Jesús, que va sembrando la Palabra de Dios Padre en nuestro camino con la finalidad de que demos fruto abundante de amor y de misericordia.

Jesús siembra su Palabra en nuestro corazón, y “el que tenga oídos que oiga”, nos dice también.

El Sembrador va sembrando su palabra por donde pasa, y algunas veces cae sobre la vereda. Ahora, la vereda, somos nosotros, y nos dice: “pero cuando la acaban de escuchar, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos”. A los que somos terreno pedregoso, nos dice: “son los que, al escuchar la palabra, de momento la reciben con alegría; pero no tienen raíces, son inconstantes, y en cuanto surge un problema o una contrariedad por causa de la palabra, se dan por vencidos”. Habemos otros que recibimos las semillas entre espinas: “son los que escuchan la palabra; pero por las preocupaciones de esta vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás, que los invade, ahogan la palabra y la hacen estéril”. Y por supuesto que estamos los de tierra buena: “son aquellos que escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha: unos, de treinta; otros, de sesenta; y otros, de ciento por uno”. Y este Sembrador, no se cansa de ir sembrando su Palabra por nuestro camino, porque cree en nosotros, confía en que en algún momento de nuestra vida todos seremos esa tierra buena que de frutos del incansable amor, con que él planta esas semillas, esas palabras desde su corazón.

Lo interesante para cada uno de nosotros, es que Jesús no nos obliga a ser tierra buena. Dios nos creó para dar frutos, pero nos dió también la libertad, “el libre albedrío” para decidir por nosotros mismos si queremos seguir ese camino firme, misionero, difícil ciertamente pero de la mano de Jesús, quién nos ayuda a aceptar y a entender que todo tiene un propósito en nuestra vida y que al final del camino el perdón nos lleva a un encuentro profundo con él. Que es en su Palabra que vamos a encontrar las herramientas para crecer, para discernir, para actuar, para servir con amor a nuestros hermanos, para perdonar, para sanar y para amar.

Y en ti, en tu corazón ¿en qué tipo de suelo siembra Jesús su Palabra de amor? Donde el viento se la lleva porque no nos interesa, o en un corazón endurecido que no quiere dejar entrar al amor, o entre la codicia del mundo donde no hay cabida más que para nosotros mismos y nuestros deseos; o en donde nos damos el tiempo de escuchar, de aprender y de seguir esa palabra porque queremos ser testimonio de virtud y de amor porque creemos que en Cristo Jesús encontramos la verdad.

Propósito de hoy: Padre, ayúdame a preparar mi corazón para ser buena tierra, fértil, robusta, completa, y que por medio de la oración mi fe aumente y pueda dar testimonio de que Jesús ha sembrado en mí, su Palabra de amor y esperanza, porque sé que él es el Camino, la Verdad y la Vida.