Marcos 1, 14-20 “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres”.
Las palabras de Jesús resuenan siempre, “síganme”, se lo dice a Simón y a Andrés en el Mar de Galilea, a Santiago y a Juan más adelante y hoy te lo dice a ti.: “Sígueme” y hará de ti, pescador de hombres. Y los 4, dejaron todo y se fueron con Jesús y tú, ¿quieres seguir a Jesús?
Muchos creen que seguir a Jesús implica la vida consagrada, y no, aparte de los sacerdotes y las religiosas hay muchas maneras de seguir a Jesús, ¿lo sabías? Cuando vivimos con intensidad y consciencia la Palabra de Dios, nos estamos disponiendo a seguir a Jesucristo, a caminar de su mano y a imitar sus obras. Estamos atentos al llamado que nos hace y está en nosotros decidir si queremos seguirlo o no, y si nos queremos comprometer con él.
Ser pescadores de hombres es compartir a Jesús con los demás, es dar a conocer su Palabra y sus obras; es llegar hasta el corazón del que se siente alejado del amor de Dios y recordarle que no importa cuán pecador se sienta, que Dios está ahí siempre dandole bendiciones y regalos de virtud para que siga adelante. Es recordarle a nuestro hermano que abrir el corazón a Jesús es un acto personal, es un encuentro entre él y Dios, es una aceptación de fe ante la figura del Padre.
Seguir a Jesús es querer ser como él, en la caridad y la misericordia, en el amor y el perdón. A respuesta al Evangelio de Marcos del día de hoy: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”, el Papa Francisco nos dice: “Se ha cumplido el tiempo de la salvación porque ha llegado Jesús. Sin embargo, la salvación no es automática; la salvación es un don de amor, y como tal, ofrecido a la libertad humana. Siempre, cuando se habla de amor, se habla de libertad. Un amor sin libertad no es amor. Puede ser interés, puede ser miedo, muchas cosas. Pero el amor siempre es libre. Y, siendo libre, requiere una respuesta libre: requiere nuestra conversión. Es decir, se trata de cambiar de mentalidad. Esta es la conversión: cambiar de mentalidad y cambiar de vida, no seguir más los modelos del mundo, sino el de Dios, que es Jesús, como hizo Jesús y como Él nos enseñó”.
Vivamos con alegría la llegada de Jesús, que deje en nuestros corazones el deseo de conversión, que es querer convertirnos en su imagen, en testimonio de misericordia al perdonar y al acercarnos a pedir perdón a aquel que lastimamos.
Seguir a Jesús nos lleva a la santidad, desde que decidimos imitarlo hasta el final del camino que estamos recorriendo confiando en su Palabra de vida eterna.
Propósito de hoy: Quiero seguir a Jesús en mi manera de actuar con compasión, con alegría en mi dolor, y con misericordia al perdonar. Amén.