6 DE ENERO: MANIFIÉSTATE EN MI CORAZÓN.

Mateo 4, 12-17. 23-25 “Conviértanse por que ya está cerca el Reino de los cielos”.

¡El Reino de Dios está muy cerca! Nos dice Jesús y con su nacimiento y resurrección nos prepara para recibirlo con amor y llenos de esperanza por que es en su Pasión que se entrega a nosotros por nuestra salvación.

Jesús nos invita a convertirnos, y no es otra cosa más que a seguirlo, a escucharlo y a recibirlo con amor en nuestro corazón. ¿Estás preparado?

La Epifanía del Señor significa en griego “Manifestación” y es en el nacimiento de Jesucristo que Dios se manifiesta ante toda la humanidad, ante sus hijos creados por él a imagen y semejanza, para que hiciéramos grandes cosas en la vida, con los dones que nos ha regalado a cada uno. Jesús se manifiesta al mundo y recibe la visita de los Reyes Magos, donde lo reconocen como el Rey del Universo, el Mesías, el Señor. Isaías nos dice: “Levántate y revístete de luz, porque tu luz está llegando”. Jesús se manifiesta como la luz en la obscuridad, la luz en el desierto, la luz de vida.

Y es que Jesús, no es otra cosa que la luz en nuestro camino, para salir de la obscuridad que en ocasiones y sin pensar caemos; es la luz del desierto de nuestra alma cuando nos sentimos solos o desganados y él nos recuerda que viene junto a nosotros, que no nos ha abandonado. Igual que los Reyes de Oriente, nosotros debemos querer buscar esa luz y al encontrarla seguirla con un corazón nuevo, porque es Jesús que nos está dando señales para verlo, para abrir nuestro corazón a su encuentro y permitirle usar nuestro corazón como mesón, humilde, rendido a sus pies, lleno de amor y de paz, donde él puede nacer cada día y nosotros también podamos nacer a una vida nueva, cada día, en su amor.

Jesús es un mensaje de alegría, nos dice el Papa Francisco: “Dios vino a visitarnos en persona, haciéndose hombre. No tomó nuestra condición humana por un sentido de responsabilidad, no, sino por amor. Por amor asumió nuestra humanidad, porque se asume lo que se ama. Y Dios asumió nuestra humanidad porque nos ama y libremente quiere darnos esa salvación que nosotros solos no podemos darnos. Él desea estar con nosotros, darnos la belleza de vivir, la paz del corazón, la alegría de ser perdonados y de sentirnos amados”.

Recibamos pues, la luz de Jesús en nuestro corazón, como hicieron los Reyes Magos y seamos reflejo de esa luz en nuestra vida, y compartámosla con aquellos a quienes amamos.

Propósito de hoy: Quiero seguir esa estrella, que me lleva hasta el corazón de ese niño que nació en Belén y dejarlo ser parte de mi vida como manifestación de esperanza y de amor infinito.