30 DE DICIEMBRE: TU AMOR ES UNA BENDICIÓN, QUE ME PERMITE PERDONAR.

Lucas 2, 36-40 “Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño, se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel”.

Lucas nos habla del incidente de la Sagrada Familia en el templo, al ir a presentar a Jesús, cuando la profetisa Ana los ve llegar y los bendice, ella era una mujer que vivía orando y alabando a Dios.

¿Has estado en algún lugar, donde al verte, alguien te recibe con bendiciones y agradece a Dios por tu presencia? Yo he vivido esa experiencia y se llena mi corazón de alegría y se que tú también, toma un momento y recuerda ¿Cuándo fue la ultima vez que te sucedió? O tal vez, ¿Recuerdas cuando tú recibiste con esta alegría de Ana, a alguien?

La alegría que nos trae Jesús a nuestra vida, ¡es una alegría que debe ser compartida! No podemos quedarnos con ella, no, hay que derramarla en los demás y eso se hace al darle gracias a Dios por las bendiciones que él pone en nuestro camino. Cuando nos sentimos amados, tenemos la capacidad de amar también, y en ese amor entra el perdón.

Estamos contentos por el año jubilar, “Peregrinos de Esperanza”, donde nos reconciliamos con los demás ¿Verdad? El Santo Padre ha abierto la Puerta Santa, que no es otra más que la puerta al corazón de Jesús. ¡Sí! Él siempre tiene su corazón dispuesto a dejarnos entrar, lleno de misericordia y de amor. Él quiere que unamos nuestra oración para crecer con él en la misericordia y que llevemos la esperanza de una vida plena a aquellos que se han alejado de él. Jesucristo también quiere perdonar nuestros pecados al pasar por esa puerta y quiere que aceptemos el perdón que nos pide nuestro hermano, al igual que quiere que nosotros nos acerquemos a pedirle perdón a quienes hemos ofendido.

Este año jubilar vivámoslo con intencion y propósito, que no nos pase dormidos. Aprovechemos que Dios nos regala la oportunidad de amarlo cada día más.

Propósito de hoy: Padre, quiero aprender a perdonar y a vivir este año jubilar como Peregrino de Esperanza, con fe y en oración para reconciliarme con mis hermanos.