Lucas 1, 57-66 “¿Qué va a ser de este niño?”
Todos se preguntaban ¿Qué va a ser de este niño? Refiriéndose a Juan el Bautista. Zacarías e Isabel eran de edad adulta cuando ella queda encinta por obra de Dios. Zacarías al escuchar al ángel de Dios, dudó y por dudar quedó mudo hasta el nacimiento de su hijo, cuando le preguntan cuál sería el nombre del niño y él contesta “Juan”.
Las personas ahí presentes se asustaron porque durante meses Zacarías quedó mudo y fueron testigos de que la mano de Dios estaba con este niño.
“Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.”
Y así fue, Juan que bautiza con agua en el nombre de Dios, vino a darnos la dignidad de hijos de Dios, a decirnos que todos estamos llamados a ser santos, ahí donde estamos, en la cotidianidad de nuestra vida. Éste niño vino a hablarnos de Jesucristo, a decirnos que vendrá otro a bautizarnos con el fuego del Espíritu Santo y que su reino no tendrá fin.
Juan, nos habla de fe, de esperanza, de entrega y nos invita con sus acciones a que aumentemos nuestra fe. Con el bautismo, recibimos la gracia de una vida nueva; nos revestimos de Cristo, nos purifica y nos santifica. Esto fue de ese niño, abrió paso preparando el camino para Jesús, anunciándonos la salvación y el perdón de nuestros pecados.
Vayamos sin temor, como hijos de Dios, al ser bautizados por su Espíritu, para alcanzar la santidad.
Propósito de hoy: Padre, quiero recordar que Juan fue un ejemplo de fe y de entrega de amor, siempre justo y leal, al que quiero aprender a imitar.