Lucas 3, 1-6 “Preparen el camino del Señor”.
El Evangelio de Lucas nos relata cuando la palabra de Dios cayó sobre Juan en el desierto y a partir de ahí, Juan se convirtió en profeta del Altísimo, como recitamos en la oración de la mañana en el canto de Zacarías, su padre: “Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor, a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación el perdón de sus pecados”. Y llegó el día en que Dios se hizo presente a este niño hecho hombre, para anunciarnos la llegada de su Hijo Jesucristo.
Así Juan recibió su llamado, que fue el de bautizarnos a todos en nombre de Dios, y recorrió por todo el Rio Jordán bautizando a los que creyeron en la venida del Señor, a los que necesitaban sanar por el perdón de Dios. Nosotros también hemos sido bautizados y con el bautismo formamos parte de una iglesia que cree en Dios, nos convertimos en hijos de Dios y nos preparamos a la llegada del salvador como iglesia fundamentada en el amor del Padre. Volvemos a nacer, recibimos al Espíritu Santo y nos preparamos a entrar al Reino de Dios.
En este tiempo de Adviento nos alegramos, una vez más, por la llegada de Jesús a nuestra vida. ¡Sí! ¿No es, acaso, un regalo que Dios siempre nos está dando? Y es que con la llegada de su único Hijo, nos da la oportunidad de renovarnos como una nueva criatura, de recibir la Palabra de Dios en nuestro corazón, de convertirnos en la Eucaristía al profesar nuestra fe y todo comienza con ese llamado a Juan, para recibir por medio de él, el bautismo del Señor.
Y es así, como también vamos preparando nuestro camino a la llegada de Jesús, porque cada uno somos co-creadores de nuestra vida junto con Dios. Él nos da los dones y virtudes y a nosotros nos corresponde desarrollarlos para el bien y el servicio al prójimo para ir acercándonos al camino que nos llevará hasta Dios. Seamos dignos de merecer la misericordia de Dios, seamos prestos a tener un corazón como niños para poder entrar al Reino de los Cielos. No nos cansemos de seguir los pasos de Jesús, para que ahora que esperamos su nacimiento, lo recibamos con un corazón arrepentido y preparado para pedir perdón y para perdonar.
¡Que la venida de Cristo Jesús, este año, nos llene de amor!
Que nosotros estemos preparados para ese amor, que seamos testimonio de la voluntad de Dios al ser personas que reconocemos nuestros errores, que sabemos que no somos perfectos, pero que cada día intentamos ser mejores. Recordemos que cuando recibimos, en nombre de Dios el bautismo de Juan, así como lo recibió Jesus, hemos sido llamados a la santidad…sí, a ser santos ahí donde estamos, y no es otra cosa que ser lo mejor que podemos ser, acercándonos cada vez más a lo que hemos sido llamados a ser por Dios, en nuestra propia vida.
Propósito de hoy: Padre, permíteme renovar mi bautismo con la llegada del Niño Dios a mi corazón, para dar fruto abundante del amor que hoy nace en mi corazón, gracias a tu amor.