Lucas 21, 25-28. 34-36 “Hagan oración continuamente”.
Jesús nos invita a orar. Y también nos enseña a orar, tal y como él le rezó a su Padre y nosotros aprendemos de Jesús la devoción y la fe; así como la manera de dirigir nuestra confianza hacia Dios.
Hoy, empezamos el tiempo de Adviento, tiempo litúrgico que nos prepara a la llegada de Jesucristo. Tiempo en que nos acercamos más al encuentro con Jesús, porque acogemos su llegada y abrimos nuestro corazón a la esperanza que nos trae el nacimiento del Hijo de Dios y de nuestra Madre María. Jesús llega cobijado por su Madre amorosa y el Señor San José, esposo de María.
Estos días, vamos a vivir cuatro semanas hasta la llegada de la Navidad, y tenemos que tomar conciencia de que va a nacer nuestro Salvador: ¡Qué mayor milagro que el nacimiento de Dios hecho Hombre!, para que nosotros nos pudiéramos identificar con él. Para aprender el perdón, la misericordia y el servicio a nuestro prójimo, impulsados por el niño que nació en un pesebre y que hizo grandes cosas para que nosotros pudiéramos aprender a amar.
Hagamos un examen de conciencia para que la llegada de Navidad tenga un significado que mueva nuestros corazones. Que podamos ver en ese niño al portador de la Buena Nueva, de la paz y del gozo de podernos llamar hijos de Dios.
Jesús nos pide que hagamos oración continuamente, que no dejemos de rezar, que aprendamos nuevas maneras para agradecer y vivir cerca del corazón amoroso de Dios.
Propósito de hoy: Quiero tener el corazón despierto a la llegada de mi Señor y Salvador.