30 DE NOVIEMBRE: LLEVO TU PALABRA DE AMOR A LOS DEMÁS.

Mateo 4, 18-22 “Síganme y yo los haré pescadores de hombres”.

¿Estamos preparados para seguir a Jesús? ¡Que buena propuesta tenemos frente a nosotros!

Seguir a Jesús no quiere decir que tenemos que ordenarnos sacerdotes o religiosas, no; seguir a Jesús es hacer bien las cosas donde quiera que estemos. Y, ¿Qué es hacer bien las cosas? Es guiarnos por la Palabra de vida eterna de Dios y compartir nuestros dones y talentos al servicio de los demás.

Es en el servicio y en el perdón que más nos identificamos con la figura de Jesucristo. Él dió su vida por nosotros y se entregó a realizar la voluntad de Dios. Vino a sanarnos, a aliviar nuestro dolor, a expulsar esos demonios que nos persiguen como los vicios que nos alejan de él. Jesús con su amor e infinita misericordia, vino a ayudarnos a salir adelante. A confiar que estamos aquí por una razón, y es que ¡nuestra vida tiene un propósito! y tenemos que descubrirlo. Lo más importante, es que sigamos los pasos del Hijo de Dios, y que imitemos sus acciones de bondad y de amor.

Seguir a Jesus es remar mar adentro a su encuentro, sin miedo. Es reconocernos hijos del mismo Padre, que nos invita a llegar hasta él, a compartir su Reino y su gloria. No olvidemos que seguir a Jesus, es sembrar semillas de amor, para cosechar con abundancia las bendiciones que nos entrega cada día en la convivencia con nuestra familia y amigos.

Seguir a Jesús es dar gracias por lo que somos y por aquellos con quienes compartimos nuestra vida, a quienes llevamos su Palabra de amor.

Propósito de hoy: Te sigo Señor Jesús, para tener fruto abundante en tu nombre.