Juan 6, 37-40 “La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.
El día de hoy recordamos a nuestros fieles difuntos, es una conmemoración que ha definido la iglesia y en este día acostumbramos ofrecer misas por todos aquellos que han llegado a la casa del Padre. Así como nos dice Jesús en este Evangelio de Juan, que todo aquel que crea en él, como el Hijo de Dios tiene vida eterna y va a resucitar en el último día.
Está hablándonos de esperanza, de que tengamos ese deseo de llegar a la casa de Dios y nos habla también de misericordia. Sí, esa que tiene Dios por nosotros sus hijos y que él se va a apiadar de nosotros amorosamente en el último día para que podamos llegar hasta sus brazos. Es la esperanza que tenemos los Cristianos, y el consuelo de saber que nuestros amigos o familiares alcanzaron la gloria de Dios; que están sentados a la derecha del Padre.
Jesús nos habla del amor incondicional. Fuimos creados por amor para que tuviéramos una vida digna, con el derecho a tomar decisiones incluso aquellas que nos alejan de Dios y terminamos siendo consecuencia de nuestras propias decisiones en la vida. Usamos nuestros dones y virtudes a nuestro gusto, en libertad y ahora cosechamos eso que sembramos.
Y ¿Qué estamos sembrando? ¿Qué has hecho de tu vida? ¿Cómo has usado tus talentos?
Vivimos cosas extraordinarias, somos testigos de miles de pequeños milagros en nosotros mismos y tenemos la facultad de amar y de perdonar, así como hizo Jesús con y por nosotros. Vivamos con alegría, enamorémonos de la Eucaristía, aumentemos nuestra fe en la oración y acerquémonos a la Palabra de Dios, siempre viva, latente, palpable y que nos acompaña a todos lados.
Que nuestro camino deje frutos buenos; de fe, de caridad, de esperanza y de amor, para que mañana nos recuerden como hoy recordamos a los que ya se fueron a vivir en la eternidad. Vivamos siendo templo del Espíritu Santo para ser auténticos y poder darle a los demás el amor que Jesucristo vino a entregarnos.
Propósito de hoy: Quiero que mis acciones me lleven hasta ti, para tener vida eterna. Es así, que yo creo en tu Hijo, Jesucristo y vivo con la esperanza de la resurrección.