5 DE OCTUBRE: TE ENCONTRÉ EN LA ORACIÓN.

Lucas 10, 17-24 “Dichosos los ojos que ven, lo que ven ustedes”.

¡Cuanta gente quisiéramos ver lo que vieron los apóstoles! Empezando por verlo a Jesús y estar en su presencia; el Hijo de Dios. ¿Verdad?, ¿Te imaginas su pudieras ver a Jesús?

De lo que no estamos muy consciente es de que todos podemos ver a Jesús con los ojos de su amor. Ver con los ojo de Jesús, sentir con su corazón y amar con todo lo que hay en él. ¡Sí! Claro que se puede.

Jesús le agradece al Padre, en este Evangelio, que se hayan revelado sus deseos a la gente sencilla y no a los sabios y entendidos, porque aunque parezca contradictorio las cosas de Dios, no la entendían los sacerdotes ni los escribas del tiempo de Jesús; sin embargo los sencillos de entendimiento si lo sentían porque ellos veían con el corazón. Y ¿Tú?, ¿ves con el corazón la Palabra de vida eterna de Jesucristo o con la intransigente ley del hombre que muchas veces sí contradice la palabra de Dios?

En la justicia de Dios no hay venganza, no hay odio, al contrario, él nos ha enseñado a perdonar una y otra vez, nos ha dado la fortaleza de aceptar su verdad y luchar por ella, con nuestros valores que no se dejan sobornar, con nuestra caridad que se humilla ante la soberbia de quienes nos rodean y lo más importante que vemos en Jesús, es su infinita capacidad de amor. Es por amor que podemos tener empatía por los demás, el amor de Jesús nos hace tolerantes, pacientes y misericordiosos. Tenemos una fe que no la mueve ni la peor tormenta, que al contrario, nos reta en las tentaciones para agarrarnos con más fuerza a la Palabra de Dios y al final rendirnos a la caridad por nuestros hermanos, a procurar el bien común, a saber que no importa el tamaño de nuestros problemas, al ver a Jesús, sabemos que él toma nuestra mano y nos guía hasta su hogar, donde hay paz y amor.

Dichosos los que podemos ver en el pobre y el desamparado, en el débil y el necesitado una imagen de Jesús, porque al verlo a él, podemos actuar con amor y a la vez extender nuestra mano para ser guía, igual que Jesús, de aquellos que están más alejados de él. Oremos para que nuestra fe nos permita encontrar a Dios y que nuestra caridad, sin lastimar, de fruto abundante del mensaje de amor que llevamos con nuestras acciones dando testimonio de que vemos a Jesús, de que fuimos elegidos por Dios para poder verlo y compartirlo con aquellos que forman nuestra vida diaria.

Propósito de hoy: Gracias Jesús porque quisiste revelarnos al Padre y en él hemos encontrado que nuestra vida es un milagro lleno de bendiciones cada día.