24 DE SEPTIEMBRE: TODOS SOMOS FRUTO DEL AMOR DE DIOS.

Lucas 8, 19-21 “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.

Cuando escuchamos estas palabras que dice Jesús ¿Qué pensamos? A

mi me viene a la mente el amor. Y es que, todos los que escuchamos la Palabra de Dios lo hacemos porque comprendemos que es el amor de Dios lo que nos permite entenderla y también es el amor lo que nos motiva a poner su Palabra en práctica al servicio a los demás. Y entonces a todos nos unen las mismas características que tiene Cristo, la de escuchar a Dios y actuar según su Palabra y empezamos a ser como él.

Recordemos que nos regaló a María su madre, como madre nuestra y en el Evangelio de Lucas nos da la dignidad de ser sus hermanos, y de aceptar nuevamente, que somos hijos de María, su madre. Todos somos una familia. La familia Cristiana con valores que nos identifican como hijos de Dios.

Pero, para poder reconocer el llamado de Jesús, hay que estar bien preparados, que no nos tome por sorpresa su misericordia hacia nosotros. Aprendamos la bondad que surge de nuestro corazón y fortalezcamos nuestra fe por medio de la oración, que es la que nos permite estar cerca del Creador. Es en la oración que reconocemos a Dios ¡Sí! No dejemos nunca de rezar para que seamos testimonio de su amor y que nuestra vida se convierta en un ejemplo de perdón y de fe.

Propósito de hoy: Quiero ser testigo del amor del Padre, por quien todo fue hecho. Amén.