14 DE SEPTIEMBRE: EDIFICO MI VIDA SOBRE LA ROCA DE TU AMOR.

LUCAS 6, 43-49 “El que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos”.

¿Qué tipo de persona eres tú? ¿La que construye sobre cimientos sobre una roca, o sobre la tierra suelta? Este ejemplo nos lo dice Jesús, y es que habemos dos tipos de personas, el que va a su encuentro, escucha sus palabras y las pone en práctica y el que no pone en práctica sus enseñanzas. Tomemos un descanso para contestarnos estas preguntas y una vez que tengamos respuesta, analicemos si necesitamos hacer cambios o si vamos por el camino, al que nos va guiando Jesús.

¿Somos un árbol bueno que da fruto bueno? Porque un árbol bueno, no da frutos malos, así como el árbol malo, no da frutos buenos, cada árbol se conoce por sus frutos. “El hombre bueno, dice cosas buenas por que el bien está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón, así como el hombre malo dice cosas malas, por que el mal está en su corazón” nos dice Jesús. Y muchas veces parece que somos el árbol que no da buen fruto, o el hombre que tiene mal en su corazón, o el que construye sin cimientos fuertes y herimos a los demás, o lastimamos a otros.

A veces creemos que es complicado escuchar todo lo bueno que nos enseña Jesús y que nos llena el corazón y ponerlo en práctica: amarás a tu hermano como yo te amo a ti, vestirás al que está desnudo, respetarás a tus padres, le darás alimento al hambriento, no mentirás, no robarás, no tendrás pensamientos impuros y la lista sigue. Jesús nos enseña a perdonar y a pedir perdón también cuando nos equivocamos; nos enseña que el que es humilde se humilla por amor, se entrega por amor, se deja crucificar por amor, como lo hizo él por nosotros.

Y sí, nos cuesta mucho trabajo imitarlo, pero debemos intentarlo y cimentar nuestra casa sobre la roca que es Dios mismo y que nos fortalece para no derrumbarnos ante la primera dificultad o tormenta que se nos viene encima. Busquemos a Jesús, para escucharlo, seguirlo y poner en práctica sus enseñanzas, con el mismo amor que hay en su corazón.

Propósito de hoy: Padre, ayúdame a tener buenos cimientos para que de mi boca salgan palabras buenas, como reflejo del bien que hay en mi corazón.