13 DE SEPTIEMBRE: TAMBIÉN YO SOY PECADOR.

Lucas 6, 39-42 “Y entonces, podrás ver”.

Jesús quiere enseñarnos a usar bien nuestro juicio y lo primero que tenemos que hacer, es, analizar nuestra conducta, darnos cuenta de las cosas que hacemos y decimos, si tienen coherencia; pensar antes de hablar y reconocernos pecadores. Una vez que nos enfoquemos en nuestras fallas podremos entender que cada ser humano tiene sus motivos muy personales para actuar como lo hace y por más que creamos conocer a alguien, es muy bueno preguntarle por qué hace las cosas de esa manera o por que actúa así y entonces, podremos externar una opinión objetiva sobre los demás.

Nos llama de nuevo hipócritas y si, tiene razón. Cómo es posible que, siendo pecadores, creamos que tenemos la verdad absoluta para juzgar a otros, para criticarlos, para hostigarlos. ¡No! Esa verdad solo la tiene Dios y es él, como nuestro creador que tiene la autoridad para juzgar nuestras acciones y comportamientos; porque él, con el amor que tiene para la humanidad, será menos duro que nosotros al momento de juzgar a otros. Dios tiene misericordia y nos lo demuestra en el perdón. ¿Verdad?

¿Cuántas veces vamos a confesar nuestros pecados por que nos sentimos arrepentidos? Y ¿Cuántas veces Dios nos perdona?

Todas las veces.

Entonces, nosotros no tenemos una gracia especial para juzgar, aunque si nos sentimos libres de pecado, si nos creemos santos, tiremos la primera piedra. Atrevámonos a ser los primeros en tirar esa piedra. Pero, si nuestra humildad nos hace reconocernos como igual a nuestro hermano, entonces podremos ver que tanto nuestro hermano como nosotros, necesitamos del amor de Dios para aprender y comprender que solo su amor, nos salva.

Propósito de hoy: Padre, ayúdame a no juzgar, ni criticar a los demás para poder encontrar paz en mi corazón y reconocer que yo también soy pecador.