31 DE AGOSTO: DESCUBRO MIS TALENTOS SIN MIEDO.

Mateo 25, 14-30 “Tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra”.

Después de escuchar los Evangelios de los días anteriores, en que Jesús compara el Reino de los cielos, vamos aprendiendo algo de justicia y de valores humanos y morales. Éste de los talentos me gusta mucho, porque nos representa a cada uno de nosotros y a los dones que hemos recibido de Dios Padre.

Y tú, ¿Sabes reconocer tus dones?, ¿Qué has hecho con tus talentos?

Al que sabe usar las bendiciones que recibe de Dios se le da mas y al que no hace nada con sus dones, se le quita lo poco que tiene. Y tal vez, esto se refiere a cómo los ponemos al servicio de los demás, a diferencia de cómo los desperdiciamos. Si tienes una voz afinada pero decides, por ejemplo, no cantar para no parecer vanidoso, estás rechazando lo que Dios ha hecho en ti, si no haces nada para no ser arrogante, también estás negando la creación de Dios.

Es importante entender que hay una diferencia muy grande entre saber que tienes un talento o un don que te hace diferente y te sientes orgulloso de ti mismo, a tenerlo y presumir por todos lados que eres el mejor. Porque, pongamos atención, saber que tienes un talento y recatarte pretendiendo que no lo tienes tampoco es correcto, se convierte en una presunción disfrazada de humildad.

Si tenemos un don o bien, un talento ¡Hay que usarlo! No con vanidad, no, pero sí con humildad. Porque la humildad es lo que nos hace grandes, es la que nos va a acercar al Reino de los cielos y es con humildad que ponemos en buen uso cualquier cualidad que tenemos por la gracia de Dios. Una vez descubiertas nuestras cualidades, hay que aprender a desarrollarlas, para poder dar fruto abundante como testimonio de nuestro compromiso de amor hacia Dios Padre.

Propósito de hoy: Te doy gracias, Padre, por los dones, virtudes, talentos y cualidades que he recibido de ti y te pido que al descubrirlos, me guíes para saber cómo usarlos sin tener miedo.