Mateo 17, 22-27 “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”.
Jesús nos habla de su muerte. ¿Qué harías tú, si supieras que vas a ser entregado y que te van a matar? ¿Te daría miedo? Jesus fue muy valiente.
Hoy día siguen existiendo mártires como Jesús que hasta el último suspiro nos habló del amor de Dios, que vino a hacer el bien y a enseñarnos el perdón, pero no fuimos buenos receptores. Seguimos viviendo en un mundo donde hacer el bien es castigado, donde para defender nuestra vida debemos quedarnos callados, donde al malhechor se le deja libre. Seguro que nos daría miedo si sabemos que nos van a matar y Jesús aceptó su muerte de cruz porque sabía que era el plan perfecto de Dios para salvarnos, a toda la humanidad.
Vivamos siempre en la verdad, con la convicción de que Dios padre está en nuestro corazón y pensemos que Jesús, aceptó vivir su calvario sin dejar de hablarnos de amor.
Vivamos hablando de amor también, eso nos permite entregarnos a la voluntad del Padre en el servicio que damos a los demás y en la manera en que desarrollamos nuestros dones y virtudes, también al servicio de todos, para nuestro bienestar común.
Tal vez podemos hacer una diferencia, aunque sea de una persona en una persona y cambiar corazones, sembrando la semilla que dará fruto abundante, para fortalecernos con la presencia de Jesús en nuestra vida y dar testimonio de su amor ante aquellos que caminan a nuestro lado, para que los que hacemos el bien no seamos condenados.
Propósito de hoy: Quiero ser valiente, como Jesús y no tener miedo de hablar del amor de Dios, ni del perdón, ni de la misericordia que han sido sembrados en mi corazón.