31 DE JULIO: ERES EL TESORO DE MI CORAZÓN.

Mateo 13, 44-46 “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo”.

¿Cuál sería nuestra reacción si en el camino encontramos un tesoro escondido? ¿Lo gritaríamos al mundo, o lo mantendríamos para nosotros mismos?

Es interesante el Evangelio de Mateo que nos presenta a Jesucristo, como un tesoro escondido en un campo. Y tal vez, el campo es nuestra existencia, y ese tesoro, está escondido en nosotros. Quizá es momento de descubrirlo y de encontrarlo en el servicio que ofrecemos a los demás, recordando que somos imagen de Jesús, y que Jesús es el tesoro que nos envió Dios para glorificar nuestra alma.

Para llegar al Reino de los cielos, debemos pasar por una vida de entrega, con características que agraden a Dios, usando nuestros dones para crecer la armonía común, para compartir con los demás y para sobrellevar las tempestades que atravesamos en el camino.

Dios quiere personas arrepentidas y humildes, sin soberbia, con el deseo de ser descubiertos a una vida de amor para los demás. No dijo que sería fácil, pero sí dijo que con su ayuda encontraríamos la gracia y la fortaleza para encontrar en Jesús el tesoro que tenemos dentro del corazón.

Propósito de hoy: Me esfuerzo para ser digno de encontrar los tesoros de Dios, en mi corazón.