8 DE JULIO: SOY TESTIMONIO DE FE.

Mateo 9, 18-26 “Señor, mi hija acaba de morir, pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”.

Nuevamente hablamos de fe. Mateo nos relata el encuentro que tuvo Jesús con uno de los jefes de la sinagoga, quién muestra un acto de fe en el poder sanador del Hijo de Dios y que se atreve a decirle que si Él le impone las manos a su hija, ésta vivirá. Y así sucedió, que Jesús resucitó a la niña gracias a la fe de su padre.

Nosotros, ¿Tenemos esta confianza en Dios? ¿Es nuestra fe tan firme como la de éste hombre? Cuando le pedimos algo a Dios: ¿Lo hacemos con la convicción de sentirnos sus hijos? ¿Nuestra fe habla por nosotros? Bueno sería que así fuera todo el tiempo; tener la mirada puesta en nuestro Señor, el que sana nuestro dolor y cura nuestras heridas. Del que nos acompaña cuando estamos solos o tristes y el que nos abraza en los momentos difíciles. Es Jesús quién nos consuela y ama, el que permite que nuestro corazón se fortalezca con su Palabra de vida, el que tiene misericordia de nosotros.

La fe se va cultivando poco a poco con la oración, es una gracia que debemos pedirle a Dios para que nos llene de ella. Pero no es solo pedirla, sino que significa trabajo de nuestra parte. Sí, es hacer oración, es confesarnos y comulgar, la fe implica fidelidad a la Palabra de Dios, creer en ella y confiar en el amor de Dios. Es por la fe que podemos cumplir con las obras de misericordia, porque actuamos en nombre de Dios y vemos a nuestro semejante como si fuera Jesús mismo el que necesita de nosotros, el que vive solo, el que está preso, el que sufre, el que tiene hambre y somos nosotros llenos del Espíritu Santo quienes nos acercamos hasta Él en el servicio que damos, con amor, a los demás.

Vivamos la plenitud de Dios en la fe, en el perdón y especialmente en el amor.

Propósito de hoy: Quiero ser testimonio de fe para vivir al servicio de los demás, entendiendo que la fe sin caridad no da frutos; y quiero ser fruto de amor y ser reconocido por mi fe y devoción ante el Señor.