27 DE JUNIO. REFLEXIÓN DEL DÍA: MIS OBRAS HABLAN POR MI.

Mateo 7, 21-29 “No todo el que me diga: ´¡Señor, Señor!´, entrará en el Reino de los cielos, sino el cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos”.

Un ejemplo de lo que nos dice Jesús en el Evangelio de Mateo, de alguna manera, nos recuerda que, no porque asistimos a misa todos los días vamos a entrar en el Reino de Dios. Eso es algo que todos quisiéramos, pero no basta ir a misa ¡No!, ¿Dónde dejamos las obras de caridad? ¿En que lugar queda nuestra fe? Recordemos que la fe sin caridad no sirve de nada, que debemos cumplir la voluntad del Padre, porque es por nuestras obras de misericordia y de servicio que vamos a ser reconocidos por el Padre en el Reino de los cielos.

Jesús nos pide humildad, que estemos seguros de que todo lo que hacemos por los demás lleva el amor de Dios y que es por ese amor que nosotros aprendemos a darle valor a nuestras acciones, no para presumir, sino para ser prudentes y cumplir la voluntad del Padre con alegría y aun cuando nuestra situación se pone difícil, siempre recordar que estamos en las manos de Dios, y que Él hará lo que es mejor para nosotros y a eso, es a lo que llamamos fe. Y como el hombre que construyó sobre roca, saber que nuestra fe y nuestra fortaleza tiene como cimientos la roca que es Dios.

La voluntad de Dios nos lleva al amor, a la verdad, a reconocer que Jesucristo es el Hijo, es la Buena Nueva de Dios, es el Redentor, es la Salvación, es el Perdón. Cuando nuestra fe nos lleva a creer en el Hijo de Dios, nos lleva a tener acciones que dan testimonio del Evangelio, de la presencia de Jesús en nuestra vida, del amor que tuvo por nosotros en la cruz, cuando dijo: “Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen” y es así como podemos vivir con la esperanza de la resurrección y la vida del mundo futuro hacia los brazos del Padre.

Propósito de hoy: Padre, te agradezco por el milagro de la vida hecho en mi en un día como hoy y te pido que me llenes siempre de la gracia de la fe, para que jamas deje de creer en ti y que mis obras sean siempre siguiendo el ejemplo de Tu Hijo Jesucristo, amén.