18 JUNIO: POR LA GRACIA DE DIOS, AMO AL QUE ME ODIA.

Mateo 5. 43-48 “Si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen?”

¿Qué se siente amar a tu enemigo? ¿Lo has hecho? Tiene mucho mérito amar a quien no te ama, a quién te persigue y a quién te molesta; es igualmente difícil pero el mérito es ganarnos el cielo, porque nos convertimos en personas dignas de reconocimiento.

Y Jesús vino a enseñarnos la perfección del Padre.

Cuando alguien nos lastima, nuestro corazón llora y como hijos de Dios, si hemos aprendido algo es perdonar. Sí, por más difícil que parezca, cuando estamos en comunión con Jesucristo, no es tan difícil perdonar. Claro que es de humanos tener sensaciones de dolor, pero si volteamos a ver a Jesús en la cruz, ese dolor desaparece. Lo vemos a Él, postrado, siendo crucificado por la salvación del mundo, y ahí después de lo que ha sufrido al cargar esa cruz, voltea al Padre y pide perdón por los que lo han mandado crucificar. Y es así, como reflejamos Su dolor con el nuestro y nos damos cuenta que también tenemos la virtud del perdón, el don de perdonar y la cosa ya no es tan difícil. Si nunca has analizado esta semejanza con el sufrimiento de Jesús, tal vez es buen momento ahora que nos cuestiona: “Si ustedes aman a los que los aman, ¿Qué recompensa merecen?, ¿Qué hacen de extraordinario?”.

Dar un paso más para el beneficio de nuestra alma, nos lleva a ser perfectos, nos lo dice Jesús en éste Evangelio de Mateo. Y lo vamos a lograr cuando aumentamos nuestra fe, cuando trabajamos en multiplicar nuestra oración y cuando nos acercamos al altar con un corazón arrepentido y dispuesto a pedir perdón y a perdonar a nuestros enemigos, como recitamos en el Padre Nuestro, cada vez que asistimos a misa.

Entonces, vamos siendo testimonio del amor de Jesucristo y perdonemos con conciencia a quién nos ha ofendido, oremos por ellos, y llenemos nuestro corazón de compasión, de piedad y seamos misericordiosos como Él para recibir las recompensas del amor de Dios.

Propósito de hoy: Te pido Jesús, que me acerques más a ti con la gracia del perdón para imitarte en el amor.