10 JUNIO: LLEVO UNA VIDA DICHOSA.

Mateo 5, 1-12 “Dichosos serán ustedes…alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos”.

Qué intenso es éste Evangelio, que nos habla de cuando, en el Monte de las Bienaventuranzas, Jesús nos da un discurso de virtud. Nos habla del comportamiento de humildad que hay que tener para ser bienvenidos en el Reino de Dios.

Es importante conocer los deseos de Jesús, para que nos demos cuenta que, por medio de cada una de las bienaventuranzas, Dios está junto a nosotros, nos protege, nos cuida y nos hace sentir Su amor, nos repite, una vez más que es Él, quién vive en nuestro corazón y que nos espera en Su Reino.

“Dichosos los pobres de espíritu,

porque de ellos es el Reino de los cielos.

Dichosos los que lloran,

porque serán consolados.

Dichosos los sufridos,

porque heredarán la tierra.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,

porque serán saciados.

Dichosos los misericordiosos,

porque obtendrán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón,

porque verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz,

porque se les llamará hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,

porque de ellos es el Reino de los cielos.

Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes”.

Son nueve maneras que nos ayudan a llegar hasta Dios, que nos iluminan para seguir una vida cristiana, a sentirnos consolados, a sabernos llamados hijos de Dios y a pensar que llegaremos al Reino de los cielos y veremos a Dios, porque esa será nuestra recompensa. Permite que mi corazón se llene de las virtudes que desarrollo en cada bienaventuranza como la aceptación, la responsabilidad, la gratitud, la asertividad, el respeto, el cuidado, la precaución y prudencia, la generosidad, la limpieza, el compromiso, la compasión, la cooperación, el sentido del humos, la valentía y coraje, la creatividad, la empatía y la alegría con que llevo mi vida cada día.

Propósito de hoy: Ayúdame Jesus, a saberme dichoso y bendecido, para poder ver tu rostro dibujado, cuando practico las bienaventuranzas que me has enseñado.