2 JUNIO: CONOZCO TU PODER DE SALVACIÓN.

REFLEXIÓN DEL DÍA: CONOZCO TU PODER DE SALVACIÓN.

Marcos 2, 23-3, 6 “¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal?

Los seres humanos estamos en constante búsqueda de la verdad para poder discernir lo que está bien y lo que está mal; en este Evangelio de Marcos, Jesús es retado, como siempre, por los fariseos, a curar a un enfermo en sábado. Según el Libro del Deuteronomio, Dios ordena que el día sábado sea santificado, por consiguiente ese día no se trabaja, en memoria de lo mucho que el pueblo fue esclavizado en Egipto. Ante esta situación la respuesta de Jesús es clara: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”, y agrega que el Hijo del hombre, también es dueño del sábado.

Les cuestiona qué es preferible hacer, salvar la vida de un hombre, o dejarlo morir. Se refleja tristeza en la mirada de Jesús, porque sabe que esto les dará un motivo a los fariseos para acusarlo y enviarlo matar. Y entonces nosotros podemos preguntarnos ¿Por qué el hacer el bien, debe ocasionar tanta ira, tanto odio, tanta conmoción? Y es una pregunta actual, porque seguimos juzgando a quién hace el bien, a aquellos que dejan todo para seguir los pasos de Jesús; criticamos lo que no somos capaces de hacer nosotros mismos, en lugar de dar paso a la paz, a través de aquellos que hacen el bien.

Jesús fue condenado a muerte porque no podían concebir que sanar enfermos en sábado, porque tenían miedo de la autoridad divina con que  hablaba, porque era muy difícil que alguien hablara tanto del amor de Dios y pudiera perdonar, hasta a aquellos que lo traicionaron y a quienes lo mandaron matar. Y a veces, hoy día, tampoco nosotros entendemos cuando conocemos a alguien parecido a Jesús; lo tachamos de ingenuo, no entendemos por qué es diferente, ni cómo es que sabe perdonar una y otra vez y en lugar de verlo como ejemplo, nos alejamos para no compararnos con ellos y tal vez, salir perdiendo.

Propósito de hoy: Padre, dame la sabiduría para comprender a quienes dan testimonio fiel de tu amor y permíteme que yo también pueda imitarte con mis acciones para hacer siempre el bien y rechazar el mal.