29 DE MAYO: QUIERO SEGUIR TU EJEMPLO CON AMOR.

Marcos 10, 32-45 “No ha venido a que lo sirvan, sino a servir”.

Jesús es la mayor muestra de humildad que podemos conocer. Él vino a servirnos a todos con Su propia vida, se entregó por nosotros los pecadores, se humilló ante los tiranos que lo mandaron matar y fue un cordero de Dios que sin culpa sufrió una muerte en la cruz. Dió su vida por nuestra redención, para salvarnos del pecado, para encontrar plenitud en el amor y el perdón en el arrepentimiento.

¿Cuál es nuestra reacción cuando alguien nos ayuda con algo? Nos sentimos agradecidos y muchas veces tenemos un gesto amable y les obsequiamos algún tipo de regalo; en verdad queremos que se den cuenta de lo bueno que fueron con nosotros por su ayuda y queremos corresponderles. Y cuando hablamos de Jesús ¿De qué manera le agradecemos lo que hace por nosotros todos los días? ¿También vamos y le hacemos un regalo? ¿Qué le obsequiamos? ¿Nos sentimos agradecidos con Él por lo que nos ha dado? Son preguntas que debemos hacernos sin miedo, para contestar con el corazón.

Jesús quiere que nos demos cuenta de Su existencia, quiere que demos testimonio de nuestro amor hacia Él. El regalo más grande que le podemos ofrecer es nuestro amor, ¡Sí! Amarlo a Él y a nuestros hermanos, estar dispuestos a hacer sacrificios para llevar una vida de virtud y de amor; tener siempre una respuesta de bondad y de misericordia y que en el servicio que damos a otros recordemos que el último será el primero en llegar al Reino de Dios y ése, es el que sabe perdonar antes que nada y al igual que el Hijo de Dios, es también el que sirve con amor.

Jesús nos anuncia que será entregado a los sumos sacerdotes una vez que llegue a Jerusalén y será condenado a muerte, humillado, golpeado, burlado y hasta escupido y al tercer día resucitará. Y aún con el propósito que había de cumplirse con su vida, Él tuvo las palabras para pedirle al Padre perdón por todos nosotros, y ese es el ejemplo que debemos seguir, de compasión, de servicio y de amor.

Propósito de hoy: Padre, no permitas que mi soberbia arruine el plan que tienes, para que yo pueda llegar a Tu Reino.