26 DE MAYO: ESTÁS SIEMPRE A MI LADO.

Mateo 18, 16-20 “Sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.

Hasta el fin del mundo, ¿Has escuchado esa frase? Tal vez sí, cuando algún amor te dice que estará contigo hasta el fin del mundo y en la primera dificultad se da la vuelta y desaparece y te deja con el corazón roto, desconsolado y te mata la esperanza. Pero, cuando se trata de Jesucristo, el fin del mundo parece que es muy lejano, porque Él nos acompaña en todo momento, Él cumple su palabra de verdad y de vida eterna, Él no nos deja colgados, jamás suelta nuestra mano. Sin embargo, somos nosotros quienes optamos por confiar en alguien más, en un amor efímero, pasajero, que promete y no cumple.

Jesús nos acompaña en el camino de nuestra vida y nos ayuda a tomar buenas decisiones. Él está con nosotros en la oración y en los actos de misericordia que vivimos cada día; sí, Él está ahí cuando alimentamos al hambriento y cuando vestimos al desnudo porque en ellos, Su presencia es implícita. La bondad y el amor de Jesús, se representa en cada cosa que hacemos por nuestro hermano, cada vez que sentimos empatía con su dolor y cuando atendemos con amor al que necesita una mano amiga.

Ojalá podamos imitarlo y cuando decimos que acompañaremos a alguien hasta el fin del mundo, podamos cumplirlo; así como decimos, en las buenas y en las malas, porque no sabemos cuándo seremos nosotros los que necesitemos de esa mano amiga, del amor y de la compasión de nuestro vecino. La misericordia de Dios la vivimos constantemente, solo que no estamos atentos para darnos cuenta. Pensamos que las cosas salen bien porque así debe ser, y nos olvidamos de agradecer nuestras bendiciones, y es que si todo sale bien en nuestro camino es porque ahí está Jesús, cumpliendo Su promesa de estar con nosotros hasta el fin del mundo.

Propósito de hoy: Padre, dame la gracia para siempre reconocer que mis bendiciones viene de ti y que nunca sueltas mi mano, para yo, poder ser fiel a tu palabra de amor.