25 DE MAYO: QUIERO VIVR CON MI CORAZÓN DE NIÑO.

Marcos 10, 13-16 “Dejen que los niños se acerquen a mí”.

Qué bonita expresión ésta de Jesucristo, cuando le dice a sus discípulos que permitan que los niños se acerquen a Él, “Porque el Reino de Dios es de los que son como ellos.” Y ¿Qué nos quiere decir Jesús con esta frase? ¿Lo has pensado?.

Ser como un niño…es vivir en el amor. Sí, cuando somos niños aún no conocemos la maldad, seguimos haciendo las cosas porque nos enseñan que así es correcto, corremos y abrazamos a las personas que amamos, no nos importa qué ropa usan los demás, tenemos emociones sencillas y positivas. Le buscamos maneras de resolver los problemas que se presentan, así, con sencillez. No conocemos lo que significa juzgar, ni mentir, ni mucho menos odiar. Amamos a todos los que son buenos con nosotros y a quienes permitimos que se nos acerquen, no desconfiamos y nunca hacemos algo, intencionalmente, para lastimar a alguien mas. Por lo general éstas son las características de un niño pequeño y en su actuar hay humildad y bondad; siempre queriendo ayudar a mamá o a papá, o a acercarse a los abuelos a jugar con ellos, haciendo cosas que los hacen feliz.

Dios quiere que seamos como niños, buenos, serviciales, sin mala fe, y que en el transcurso de nuestra vida vayamos caminando de la mano de Jesús para comprender por qué los mayores son tan diferentes. ¿Que nos pasa en el camino? Endurecemos el corazón, nos decepcionamos, perdemos la confianza en los demás y cambiamos. Dios quiere que sigamos con la ilusión de un niño para entrar con Él a Su Reino prometido.

Dios nos espera en la oración, en la caridad, en el servicio que damos al ayudar a nuestros hermanos; Dios quiere que sigamos teniendo un corazón puro, que aprendamos a perdonar y a pedir perdón por las fallas que tenemos o por haber ofendido a nuestro hermano y es que en esa ofenda, lo ofendemos a Él. Ser como niños es amar por sobre todas las cosas, también a quién no nos cae bien; no quiere decir que seamos mejores amigos, no, pero sí que cuidemos nuestro corazón y nuestro espíritu de amor en el perdón; porque no perdonar, solo nos hace daño a nosotros mismos. Vamos pues, a regresar emocionalmente a ser como niños, para abrigar en nosotros la esperanza del amor y de la paz en nuestros corazones.

Propósito de hoy: Padre, permíteme acercarme a ti, con el corazón del niño que fui, para poder entrar a Tu Reino de amor.