13 DE MAYO: ELIJO LA PAZ DE TU CORAZÓN.

Juan 16, 29-33 “Me dejarán solo”.

Jesús jamás tuvo temor cuando fue juzgado, crucificado y asesinado; ni cuando sus discípulos lo traicionaron, lo vendieron y lo negaron; ni cuando nos olvidamos de Él y lo hacemos a un lado. Jesús sabe que su fortaleza está en el Padre, que nunca está solo y aún cuando dudamos tanto, Él nos dice que ha venido a traernos la paz.

“En el mundo tendrán tribulaciones”, nos dice Jesús, “pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo”. Y nos regala su fortaleza, nos hace ver que es en Dios Padre que venció al mundo igual que nosotros podemos hacer. Vencer nuestras debilidades, vencer las tentaciones que nos llevan a acciones que ofenden nuestra dignidad y la de otros, vencer al demonio que llega con disfraz de amigo, vencer esas emociones que nos deprimen y angustian. Somos fuertes cuando creemos en Dios, cuando crecemos en la fe y compartimos a Jesús con aquellos que dudan, con quien quiere cambiar el rumbo de nuestra vida hecha de decisiones basadas en el amor de Dios. Esas tribulaciones nos alejan de Dios cuando nos olvidamos de orar, de hacer el bien, de transmitir a otros la verdadera paz, ésa que transforma nuestra vida porque viene de Dios.

Hay que despertar a la vida y darle un sentido renovado en el amor de Jesucristo, para encontrar la verdadera felicidad, auténtica donde nos aceptemos como somos y descubramos que los dones del Espíritu Santo que nos han sido dados los podemos enriquecer al compartirlos con otros, al ayudar al necesitado y al saber entender que es en el perdón que vamos a encontrarnos con nuestros demonios para hacerlos salir de nuestra mente. Es ahí donde entra el valor que nos deja Jesús con su muerte y en su resurrección se entrega para decirnos que nos ama y que es Él quién nos llena de su paz renovadora.

Propósito de hoy: Jesús mío, te pido que me ayudes a que no cambie tu paz por una satisfacción pasajera que me haga dejarte solo.