22 DE ABRIL: ESCUCHO TU VOZ DE AMOR.

Juan 10, 1-10 “Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia”.

El buen pastor con nombre de amor, es Jesucristo y ha venido a traernos vida en abundancia; porque Él es camino, verdad y vida, y todos aquellos que vamos a Él, viviremos por siempre. Jesús escucha nuestra voz mucho más fielmente de lo que nosotros a él, porque a veces el ruido en que vivimos no nos permite escuchar la voz de Dios, ¿Te ha pasado alguna vez? Sin embargo, Jesús está atento para oír cuando lo llamamos, o cada vez que le pedimos algo y también en esos momentos de tristeza o de alegría que vivimos a diario. Él está presente cuando estamos felices, cuando nosotros nos creemos invencibles y a veces lo hacemos a él un poquito de lado, porque sentimos que nuestros logros son solo por nuestro esfuerzo, que sí hay razón en eso, como también hay razón, en que nuestro pastor es el que nos va encaminando hacia el bien. 

Como desde el momento en que nacimos y empezamos a reconocer la voz de nuestros padres y de nuestros hermanos y sabemos que, al escucharlos estamos seguros; así debe de ser cuando aprendemos a escuchar la voz de Dios, sabernos seguros y protegidos por su amor y su misericordia. El reconocer su voz, nos permite acercarnos más a Él y podemos recibir su gracia, que son esos dones y virtudes que tenemos y que debemos utilizar para el beneficio de todos.

Sabernos comprendidos fortalece nuestras emociones y nos permite darnos cuenta, que es de la mano de Jesús, que alcanzamos a aceptar a los demás para llevar una mejor convivencia, donde el amor y el respeto prevalezcan. Para eso no debemos soltarnos de su mano, debemos saber siempre decir que sí cuando alguien nos pregunta si creemos en Él, porque estamos dando testimonio de fe y en la oración lo podemos escuchar cuando nos dice que nos ama y que ha venido para estar con nosotros, como el buen pastor que nos cuida y nos rescata cuando las tentaciones nos hacen salir de su regazo. 

Cuando perdemos la fe, y creemos que nada tiene solución, Jesús nos encuentra y nos ayuda al cargar nuestro dolor, para que nosotros podamos enmendar la dirección de nuestra vida. El buen pastor es Jesús, que nunca nos abandona.

Propósito de hoy: Pastorea mi vida, Padre y permite que yo pueda escuchar siempre tu voz.