17 DE ABRIL: JESÚS ES EL HIJO DE DIOS.

Juan 6, 35-40 “La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna”.

Tener vida eterna, es morir en nosotros mismos. Algo así como dejar de ser nosotros, dejar de creer que podemos salir adelante solos, y de creer que somos invencibles; aunque puede ser que sí, pero con la ayuda de Dios, con Jesús como nuestra fortaleza, como nuestra alianza porque sabemos que es el Hijo de Dios.

¿Cuál es la voluntad del Padre? Podemos empezar reconociendo a Jesús como su Hijo amado, para de ahí partir a entender lo que a él le agrada de nosotros, que también somos sus hijos. Dios quiere que nos respetemos unos a otros, que nos amemos empezando por nuestro amor hacia él. Dios nos pide que seamos fiel a los mandamientos, y que jamás nos cansemos de realizar obras de misericordia, para procurar el bien de los demás y dar testimonio de fe.

Dar de comer al hambriento, ayudar a nuestro hermano ofreciéndole un lugar digno donde dormir, vestir al desnudo, ir a visitar a los que están enfermos, visitar al que está privado de su libertad, darle buena sepultura al que muere, enseñar lo que sabemos al que sabe menos, ser buenos consejos por medio del Espíritu Santo, corregir al que va por un camino que lo aleja de Dios, perdonar a los que nos ofenden con humildad, dar consuelo al que está triste o deprimido, tener paciencia ante los defectos de otros ayudándolos a salir adelante y haciendo oración, unos por otros

Seguir las enseñanzas de Jesús por medio de los mandamientos, es la mejor manera de vivir, y es que, es cuando intentamos ser mejores personas, superándonos a nosotros mismos; sabiendo que vivimos en la verdad de Dios. Los mandamientos son reglas de civilidad y de conciencia, nos permiten aceptar las cosas como son, y aun si nos cuesta trabajo, por lo menos lo intentamos porque queremos seguir a Jesús, y caminar a su lado. Amar a Dios y a nuestros padres, debería ser una prioridad, no maltratar a nuestros padres; No robar ni querer lo que tienen los otros a manera de envidia o celos; no matar ni con el pensamiento, ni cometer actos que comprometen nuestros valores morales. Asistir a misa, respetar los días santos, no decir mentiras de otros ni de Dios. Todos son mandamientos que tienen que ver con el amor y es que Dios es amor, al igual que Jesucristo que solo vienen a enseñarnos a amar, a ser buenos, a mejorar nuestras relaciones humanas, para querer siempre perdonar y poder pedir perdón por nuestras faltas, para  todos vivir juntos, en armonía, como hermanos.

Propósito de hoy: Ayúdame a aprender con humildad a perdonar y a poder acercarme a mi hermano y pedirle que perdone las ofensas cometidas hacia él y así, poder caminar hacia la vida eterna.