14 DE ABRIL: QUE TU LUZ, SEA MI PAZ.

Lucas 24, 35-48 “La paz esté con ustedes”.

¿Eres portador de paz? ¡Qué buena pregunta!, es una pregunta que requiere un análisis profundo. ¿Qué tanto me preocupo por llevar paz en mi corazón? No mucho. Somos personas de conflicto por naturaleza, si algo está bien: ¡es porque algo está mal! ¿Verdad? Puede causarnos risa, pero es muy cierto, nos cuesta trabajo ver a alguien en armonía con otros y consigo mismo; ¡nosotros mismos! No podemos estar en paz.

Jesús se encuentra con sus discípulos en su regreso de Emaús, donde se presentó ante otros que no lo podían creer. Al entrar, les dice “La Paz esté con ustedes” y lo dice para no crear mayor confusión, para que lo reconozcan, porque es el Resucitado y quiere que vean que su Palabra se ha cumplido, que estaba presente ante ellos, de carne y hueso para que lo tocaran y creyeran que es en realidad el hijo de Dios. 

Jesús viene a traernos la paz, porque se ha cumplido lo que habían anunciado los profetas en nombre de Dios. Y esa paz, llega hasta nosotros cuando lo reconocemos en nuestro corazón, cuando podemos decir que sabemos quién es el hijo de Dios, cuando lo recitamos en misa al decir el credo, cuando lo vemos en la Eucaristía. Y quiere que seamos seres llenos de luz y de paz, de amor y de compasión y que en nuestras acciones se vea reflejada esa paz que debemos albergar en cada uno de nosotros.

Vamos intentando dejar los mal entendidos y las riñas fuera de nuestra vida; vamos a procurar entender mejor a quien nos esta hablando para no mal interpretar sus palabras y atrevernos a pedir que nos explique bien eso que no logramos captar para poder aceptar sus palabras. Vamos viviendo en la verdad del amor De Dios, porque es ahi dónde podemos tener paz en nuestra manera de reaccionar y de actuar. Vamos dandole la oportunidad al amor.

Propósito de hoy: Padre, ilumina mi camino para que tu paz sea siempre mi compañera y yo poder dar testimonio de tu amor a los demás.