26 DE MARZO: NO QUIERO TRAICIONAR TU AMOR.

Juan 13, 21-33. 36-38 “Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”.

Vamos acercándonos al día de la crucifixión del Señor, un día que debemos identificar como símbolo intrínseco de nuestra fe cristiana, donde Jesús lo da todo por nosotros.

En este Evangelio de Juan, Jesús declara quienes lo van a traicionar y le dice a Judas Iscariote: “Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”, porque así estaba escrito; de igual manera señala a Pedro al decirle: “Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado 3 veces”.

Jesús nos habla de traición, de esa doble identidad que tenemos los seres humanos. De cómo podemos amar a alguien a quién vamos a jugarle mal, ¿En dónde está nuestra integridad?, ¿Cómo podemos llamarnos hijos de Dios si vivimos engañando a los demás? Judas y Pedro se sientan en la misma mesa a comer con Jesús, a quién siguen con fervor y le demuestran cariño y respeto hasta ese último día. Día en que la avaricia de Judas hace que lo entregue para ser crucificado y el miedo de Pedro que lo niega para salvar su vida. ¿Dónde quedó su fe? Y así nosotros, dónde está nuestra fe cuando tenemos una pena muy grande y no confiamos lo suficiente en Dios para que nos de el consuelo que necesita nuestra alma; porqué no podemos entregar esa angustia o esa pena para que nos ayude a soportarlo todo y en lugar de eso, optamos por soluciones rápidas que nos afectan directamente a nosotros y nos alejan del amor incondicional de Dios.

Esta Cuaresma debemos encomendarnos en oración al amor de Dios. Él es nuestro mejor refugio, es nuestro Amigo, es nuestro Padre, es quién nos entiende y quién hace todo para que nuestra vida sea menos difícil. Pero aunque a veces dudemos, Él nunca nos deja solos, somos nosotros que nos olvidamos de que es Dios nuestra fortaleza. La oración nos prepara para creer en Dios, es la manera en que lo aprendemos a conocer, es la que nos da la gracia de la fe; no llega sola, llega con la oración. Por eso en este tiempo de purificación y arrepentimiento no dejemos de orar, vamos creciendo nuestra fe para aprender a perdonar y con la gracia que recibimos de Dios también aprender a pedir perdón por lo que hemos ofendido a otros.

Que la oración nos acerque más al corazón de Jesús en la cruz.

Propósito de hoy: Quiero vivir una Semana Santa de oración para aprender de Tí, Jesús, el valor de Tu amor, que me entregaste en esa cruz para yo también saber perdonar.