11 DE MARZO: TU AMOR ME LLENA DE FE.

Juan 4, 43-54 “Tu hijo ya está sano”.

Juan nos relata cuando Jesús curó a un joven gracias a la fe de su padre. El padre le pidió que sanara a su hijo y Jesús sabia que por la fe de este hombre, lo reconocía como el Hijo de Dios y le dijo: “,Vete, tu hijo ya está sano”. Y la confirmación de su fe, se dio al momento en que el hombre corrió a casa, no tuvo dudas. Tú, ¿Hubieras creído en Jesús de esa manera?

Una persona de fe, es aquella que confía en Dios, que cree en la Palabra viva de Jesucristo y no tan solo la cree, sino que también la obedece, la cumple y se glorifica en ella. Este Evangelio nos habla de la relación que tenemos con Jesús y de qué tanto confiamos en Él. ¿Verdad? 

Cuando nosotros nos dejamos guiar por gestos de amor, como ser bondadosos con alguien y ofrecerle nuestra ayuda; o como cuando defendemos en eso que profesamos; o cuando nos vemos motivados para multiplicar nuestros talentos, damos testimonio de que nuestra vida tiene un buen ejemplo a seguir. Puede ser nuestra madre o nuestro hermano el modelo que queremos seguir, porque tal vez se asemejan más a las acciones de Jesús al perdonar y queremos aprender de ellos. La vida se convierte en un reflejo del ejemplo de alguien a quien admiramos, o amamos. Por ejemplo, muchos nos sentimos identificados con las personas virtuosas que han dejado huella en el camino; como Santa Teresa de Calcuta o San Juan Pablo II, o como el Beato Carlo Acutis, contemporáneos nuestros. Podemos identificarnos con su manera de amar, o de entrega, o de servicio, o de misericordia. Y muchas veces ellos nos ayudan con la oración a que nuestra fe aumente, nos enseñan la mejor manera de hablar con Dios, de acercarnos hasta su altar y de la bendición que significa saber agradecer, como este hombre, que pide por su hijo.

Dejemos que Jesus actúe en nosotros, dejémoslo entrar a nuestra vida para que sane nuestras angustias y dolores, para que su presencia nos recuerde que en la vida todo se puede lograr, sí lo aceptamos dentro de nuestro corazón. Vamos aprendiendo a sanar con la ayuda de Jesús, recordando siempre que es necesario querer sanar, si no queremos, no lo vamos a lograr, como tampoco si sentimos que solos vamos a salir de cualquier tempestad. Es con Dios a nuestro lado que las cosas se dan de la manera más favorable para cada uno, solo Él sabe donde esta nuestro dolor.

Propósito de hoy: Padre, ayúdame a que aumente mi fe, para jamas dudar de tu voluntad, porque sé que lo que haces en tus tiempos, son siempre mejor que en mis tiempos.