21 DE FEBRERO: TU SEÑAL SE REFLEJA EN MI FE.

Lucas 11, 29-32 “Pide una señal”.

Siempre estamos pidiendo señales de todo. Cuestionamos lo que no conocemos y pedimos pruebas hasta de las cosas más pequeñas que suceden a nuestro alrededor. Lo más interesante es que recibimos las señales y aún así, seguimos sin creer, sin aceptar y hasta nos ponemos necios en que la cosa, así no es. ¿Te ha pasado? ¡Seguro que sí! Y es que somos tercos e incrédulos y a veces hasta soberbios y arrogantes. Y no queremos aceptar verdades diferentes a lo que nosotros conocemos.

Lucas nos platica, cómo es que nadie creía en los signos que Dios enviaba a su pueblo; y es que queremos más y Dios siempre nos da más, hasta envió a Su único Hijo, pero aún así seguimos sin creen y nos condenamos a nosotros mismos.

He escuchado a personas decir: “si tan solo Dios me enviara una señal, mi vida fuera diferente”. Y he visto las señales que han recibido y no lo toman en serio, terminan diciendo que son casualidades; aunque más bien yo diría que son milagros llenos de esperanza, que terminan rompiendo el corazón de Dios, al ver que sus hijos seguimos sin entender.

Pero, es que también para entender hay que tener fe y si no oramos ¿Cómo queremos tener fe? Es imposible. La fe se obtiene por la gracia de Dios cuando a nosotros nos interesa ser personas de fe y lo demostramos cuando tenemos compasión por otros y estamos dispuestos a servir para bien, a los demás. La fe necesita de obras, y de manera muy personal, necesita una entrega para poder crecer.

Todo lo que nos pasa es por la voluntad de Dios y se da en la medida que confiamos en Él, en la manera en que creemos en Él, y en cómo aceptamos en nuestro corazón, Su Palabra de vida eterna como principal señal de fe.

Propósito de hoy: Quiero aumentar mi fe para poder ver las señales de amor que mandas a mi vida todos los días y darte gracias por tu amor incondicional.