12 DE FEBRERO: TE ENVÍO UNA SEÑAL DE AMOR.

Marcos 8, 11-13 “¿Por qué esta gente busca una señal?”

Constantemente estamos buscando señales en el camino. Por ejemplo, si amanece lloviendo es que no habrá clases, o si se me pasa el autobus es porque de todas maneras iba a llegar tarde, que si alguien me sonríe es porque le agrado, que si Jesús sana a un paralítico es por que a lo mejor sí es el Hijo de Dios. Y en realidad las señales son parte de nuestro destino ya trazado por Dios, y en cuanto a Jesús, decidió subirse a su barca antes de dar una señal a los fariseos; porque las señales se sienten con el corazón y aparecen por gracia de la fe, no solo con pruebas visibles, porque a veces aún viendo las cosas no las creemos.

Nuevamente hablamos de fe en Jesucristo, de confianza absoluta en que lo que Dios decida para cada uno, es la mejor opción de vida que nos corresponde. Que a veces es difícil, sí, pero en esa dificultad Él nos fortalece para salir adelante. No solo nos pone a prueba, sino que nos ayuda a superarlas, lo importante es que nosotros aceptemos la presencia de Dios en nuestra vida y sepamos que sólo con Él tenemos la capacidad de amar y de perdonar, propiciando un camino menos accidentado.

Otra idea que viene al pensamiento, es la posibilidad de que sea Dios quien esté esperando una señal de nuestra parte, ¿Lo has pensado? Imaginemos que nosotros somos lo que debemos enviar, por medio de nuestras acciones, señales a Dios de nuestra fidelidad a Su Palabra; de nuestra fe, de nuestro compromiso a cumplir el primer mandamiento, que dice: ”Amarás a Dios por sobre todas las cosas, con todo tu ser”.

Entonces tendríamos continuamente en la conciencia, ese deseo de hacer el bien, de abrazar a nuestro hermano, de aligerar diferencias, de tener compasión con quién sufre, de acercarnos a pedir perdón y de aceptar el perdón de quién nos lastimó. Entonces estaríamos alertas para no abusar de nuestro cuerpo con excesos mundanos, para no usar drogas ni vivir una sexualidad desordenada; tendríamos en nuestra forma de actuar generosidad y bondad para servir a nuestros padres y hermanos y tendríamos también tiempo para acercarnos más a Dios en la oración, para aumentar nuestra fe.

Propósito de hoy: Quiero enviarte una señal de amor, Dios Padre, cada vez que me acerco a ayudar a mis hermanos y a compartir con ellos las bendiciones que recibo de ti.