11 DE FEBRERO: ACEPTO TU VOLUNTAD.

Marcos 1, 40-45 “Señor, si tú quieres, puedes curarme”.

El poder de la fe. Que satisfactorio ha de ser para Jesús cuando nos escucha decir que lo reconocemos, que creemos en Él, que sabemos que hace milagros y que es el Hijo de Dios; cuando le hablamos con fe y con amor, porque sabemos que nos escucha y que está listo para protegernos.

El leproso en este Evangelio de Marcos, busca a Jesús, que sabiendo que por su enfermedad no podía entrar a la ciudad ni acercarse a la gente, él se aferra a encontrar al Salvador para que lo curara y cree tanto en Él, que le dice “Señor, si tú quieres”. Primero, le está dando el reconocimiento divino de Hijo de Dios y segundo, le dice con total confianza “si tú quieres”, porque sabe que solo Él tiene el poder sanador en sus manos. ¡Qué bonito! ¿Es así nuestra fe? Ojalá que sí.

Cuando dejamos todo en las manos de Dios, Él nos regala el poder de comprender porqué suceden las cosas, nos permite poder aceptar todas las dificultades y el dolor que a veces nos agobia, porque aunque no entendamos los motivos de una enfermedad, de la muerte, o de las penas, Él nos da la calma y la paz a nuestro corazón para saber que todo tiene un motivo y que aun si parece que no lo vamos a soportar, Él siempre nos sostiene en Sus brazos para sobrellevarlo todo con amor.

Es tan importante que no perdamos el deseo de orar, de querer caminar junto al Señor, para que siempre estemos preparados a confiar. Dios solo necesita que lo recibamos con amor en nuestro corazón, porque es ahí donde Él se encuentra, pero muchas veces no lo sabemos reconocer.

Así que la tarea de hoy, es abrir nuestro corazón para que los frutos del Espíritu Santo y la Eucaristía, nos permitan compartir con los demás esa bondad y ese amor infinito de saber que Dios que vive en nuestro corazón.

Propósito de hoy: Quiero que crezca mi fe con oración, en el servicio digno a los demás y por medio del testimonio que doy de la presencia de Jesús sanador en mi vida.