Marcos 7, 31-37 “¡Qué bien lo hace todo!”
El poder de hacer las cosas bien. ¿Lo tendrá solo Jesús? Evidentemente sí, todo lo hace bien, pero, si estamos hechos a imagen y semejanza de Él ¿Acaso no tenemos también la capacidad de hacerlo todo bien? Creo que la respuesta también es: sí.
¡Ah! Pero, claro que ser como Jesús y hacerlo todo bien es algo sencillo pero muy difícil ¿Verdad?
Para comenzar debemos amar a Dios siempre, no hay nada más importante que Él y ¿Qué pasa cuando amamos a alguien? No hay tormenta alguna que apague ese fuego del amor ¿Estás de acuerdo? así debe ser nuestro amor hacia Dios, intenso, sin fin, de entrega. Y lo demostramos con nuestra manera de ser y de comportarnos con quienes están cerca de nosotros, en el amor y la compasión, en la bondad y el servicio, en el momento en que nos detenemos a escuchar a quién nos busca, antes de que sea demasiado tarde; y más aun al hacer oración y cuando lo buscamos en la Eucaristía. De estas y mil maneras más reafirmamos nuestro amor a Dios.
Después de que somos fieles a Dios, ser como Jesús es dar testimonio de su vida, es hablar de Él a los demás, sí, tal vez a veces requiere estar en desacuerdo con otros, pero no significa que debemos quedarnos sin opinión, callados. No, siempre reconocer Sus obras, cuando alimentó al hambriento y dio cobijo al desamparado, cuando nos perdonó clavado en una cruz, cuando sanó al leproso y curó a los enfermos y sacó demonios. Vamos hablando de Jesús para que más personas lo reconozcan como el Hijo de Dios y juntos crecer en amor y esperanza.
Y tal vez a modo de conclusión, que nosotros queramos ser recordados por el amor que dimos. Por el servicio digno a nuestros padres o abuelos, porque ayudamos en la escuela o en la iglesia, o porque trabajamos para el bien común como empresarios y políticos honestos, porque sabemos hacer bien lo que nos corresponde aquí en el lugar donde estamos.
Imitar a Jesús y hacerlo todo bien, es acercarnos al amor de Dios.
Propósito de hoy: Que siempre llene mi vida de acciones que te imiten Jesús de Nazaret.